Humberto Ramírez (nombre ficticio) estaba de viaje cuando recibió la llamada de notificación de la muerte de su padre. Él pensaba que se había tratado de un infarto, la causa de muerte más común en Venezuela, pero al llegar a Valencia, donde sería el velorio, se encontró con una sombría realidad: su papá se ató una soga al cuello para acabar con su existencia.
El padre del joven de 25 años de edad, quien prefirió no revelar su identidad verdadera, es una de las ocho personas en Carabobo que se han quitado la vida en lo que va de 2023, según los registros del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), realizados por el investigador Gustavo Páez con ayuda de los periódicos y portales de comunicación nacionales.
El profesor de la universidad de Los Andes, en Mérida, aclaró que las cifras de suicidios en la entidad no son definitivas y advirtió que podrían ser mucho más altas. “Hemos contabilizado 8 en Carabobo, según lo que ha salido en los medios, pero como sabemos, deben ser muchos más porque por diferentes razones no todos los casos ven luz”, detalló.
Durante 2022 se estimó que al menos 71 personas acabaron con sus vidas en la región, de acuerdo al informe de Violencia Autoinfligida publicado por el observatorio. Ese mismo año se registraron en total 1104 muertes por suicidio en Venezuela, es decir, Carabobo sumó el 6,4% de los casos estimados nacionales, ubicándose en el top 10 de estados donde más suicidios ocurren.
“La violencia autoinfligida se refiere al uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo. Este tipo de violencia comprende el comportamiento suicida y las autolesiones. En el primer caso se incluyen pensamientos suicidas, intentos de suicidio y el suicidio consumado. El segundo término abarca los actos de automutilación”, define el documento.
En este sentido, Páez informó que este 2023 se han registrado en Carabobo tres intentos de suicidio, tomando en cuenta únicamente los casos que se hicieron públicos.

¿Por qué ocurren los suicidios?
La psicóloga académica, Anyiseth Sequera, activista en prevención de violencia autoinfligida, explicó que los comportamientos suicidas son indicadores de sufrimiento y de infelicidad profunda.
Indicó que por contrario a lo que se cree, la mayoría de las personas suicidas no están en contra de la vida en sí, sino que actúan de esa forma porque quieren, precisamente, dejar de sentir el dolor emocional que las aqueja.
Asimismo, aseveró que no todas las personas que sufren patologías mentales son las que se suicidan. “Diversos son los factores que bien engloban al suicidio como fenómeno: desde lo ambiental hasta lo psicosocial. Es por eso que atribuírselo 100% a un trastorno mental también es de las falsas creencias que bien le engloban”, señaló.
Aclaró que sí existe una relación entre el suicidio y los padecimientos mentales. “Muchos conviven con patologías pero no necesariamente se ven afectados con la sombra del suicidio, aunque es importante tener en cuenta que las enfermedades son un factor de riesgo en este fenómeno”, precisó.
El papel de la sociedad
Sequera destacó que en muchas ocasiones quienes se quitan la vida lo hacen en situaciones de crisis, bien sea económica, de reputación, o afectiva, lo que atribuye al entorno social un gran peso. “Es relevante conocer que muchos de los actos consumados se ejecutan en situaciones de crisis, como la pérdida económica o el fallecimiento de un familiar cercano”.
Afirmó que la violencia auto infligida se ha convertido en una problemática de salud pública que afecta negativamente a la familia y amigos de quienes deciden hacerse daño ellos mismos.
“El acto de matarse deliberadamente, como define la Organización Mundial de la Salud, incluye una serie de aspectos psicológicos y ambientales que afectan a distintas poblaciones, generando así un asunto de atención de tinte global; asimilando a su vez, que las sociedades actuales, independientemente de sus características inherentes, no están exentas a este fenómeno”, recalcó.
A su juicio, es importante que las comunidades rompan el silencio respecto al tema y se instruyan en materia de salud mental. “No hablar de suicidio es invisibilizar el dolor y el sufrimiento de quienes deciden quitarse la vida, es minimizar una problemática de salud pública que incrementa a diario en todos los países”, insistió.

Septiembre Amarillo: una iniciativa de prevención
El suicidio avisa y se puede prevenir. Así lo aseguran la psicóloga Aixa López y Sequera, quienes quieren acabar con el estigma de que las personas que deciden consumar el suicidio “repentinamente”, con el programa mixto de divulgación asertiva y responsable denominado Septiembre Amarillo.
Las activistas en prevención de este fenómeno aconsejan estar muy atentos a las señales, como lo son los cambios de comportamiento, considerando en relevancia el aislamiento.
“Las expresiones características de una persona que quiere desconectarse de la vida no deberían tomarse a la ligera o desde la broma. Cada llamado es relevante, cada comportamiento inusual es considerable. Por eso hay que observar, prestar atención y escuchar para que la persona que requiere ayuda no se cohíba de comunicar sus intenciones suicidas porque no le están creyendo”, comentó Sequera.
Septiembre Amarillo se ha venido desarrollando tanto virtual como presencialmente. El programa consiste en desplegar conversatorios en comunidades de Valencia, de forma gratuita, con la intención de proporcionar información necesaria para entender cómo funciona el fenómeno.

“Estas actividades nos han permitido hacer redes de apoyo, que son sumamente importantes para prevenir conductas suicidas y para quienes están transitando por el proceso de duelo por suicidio”.
La iniciativa también busca fomentar el efecto papageno, el fenómeno que señala que, según lo reseñado en Papageno.es, “aquellas noticias sobre conductas suicidas que siguen determinadas reglas tienen un efecto preventivo y puede reducir el número de muertes por esta causa”.
Gracias a Septiembre Amarillo se logró la conformación de un grupo de WhatsApp que ya cuenta con un público de más 250 personas que reciben información con tinte preventivo mediante ese canal. “Por allí interactuamos, escogemos tópicos, hacemos encuestas y contamos anécdotas, porque al final nuestras historias se alimentan”, detalló la también comunicadora social.
Finalmente, Sequera anunció que el programa sería llevado a partir del siguiente fin de semana a otros estados como Cojedes, Yaracuy y Bolívar. “Hemos tenido una receptividad bonita. Los más lindo de esto es que ya Septiembre Amarillo ya se traslado a otras ciudades fuera de Carabobo”.