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Por DANICA KIRKA Associated Press
LONDRES (AP) — Carlos III llegó el miércoles al Parlamento para presidir la apertura oficial de la nueva legislatura, ataviado en ropas ceremoniales y la corona del estado para ofrecer un discurso detallando el programa legislativo del primer gobierno de izquierdas del país en 14 años.
La apertura del Parlamento es uno de los elementos tradicionales del curso político británico, que muestra a través de un simbolismo cuidadosamente coreografiado la evolución de Reino Unido, de monarquía absolutista a democracia parlamentaria donde el poder real reside en la Cámara de los Comunes de miembros electos.
A continuación, un vistazo a la historia del discurso del rey y cómo se desarrolla.
¿Qué es el discurso del rey?
En términos sencillos, es un discurso que expone el programa legislativo del gobierno para el próximo año.
El discurso lo escribe el gobierno electo, que ahora lidera el primer ministro Keir Starmer, y lo lee el monarca durante un pleno de la Cámara de los Lores y la Cámara de los Comunes.
El evento es un símbolo del papel constitucional del monarca como jefe de Estado y está rodeado por siglos de tradición. Es la única ocasión rutinaria en la que las dos cámaras del Parlamento y el monarca se reúnen en el mismo lugar.
¿Por qué ahora?
Es la primera vez que se reúne la Cámara de los Comunes desde las elecciones generales del 4 de julio, en las que el izquierdista Partido Laborista de Starmer logró una victoria abrumadora que puso fin a 14 años de gobiernos del Partido Conservador.
El discurso le da a Starmer la oportunidad de exponer las prioridades de su gobierno y la legislación que quiere aprobar en el próximo año.
Pero hay algo más que un discurso, ¿cierto?
Por supuesto. Reino Unido y la familia real saben cómo organizar un espectáculo.
El discurso del rey se remonta al menos al siglo XV y las tradiciones recalcan esa historia.
El acto comienza a las 9:30 de la mañana cuando los alabarderos de la Guardia Real —un grupo de guardaespaldas ceremoniales que siguen llevando los uniformes en rojo y dorado de la era de los Tudor— registran los sótanos bajo el Parlamento en busca de explosivos. Es un recordatorio de la Conspiración de la Pólvora de 1605, en la que rebeldes católicos liderados por Guy Fawkes intentaron matar al rey protestante Jaime I volando el edificio durante la apertura del Parlamento.
El espectáculo público comienza más tarde por la mañana cuando el Regimiento de la Caballería Montada de la Casa Real lidera una procesión desde el palacio de Buckingham al Parlamento. El monarca hace el recorrido en una carroza dorada mientras otro carruaje lleva la corona imperial del Estado, un gorro de terciopelo y armiño y la espada del Estado.
Mientras tanto, un legislador acude al palacio como rehén simbólico para garantizar el regreso seguro del monarca. La tradición se remonta a los esfuerzos del rey Carlos I de detener legisladores en 1642 cuando intentaba imponer su derecho a gobernar sin el consejo y el consentimiento del Parlamento. Carlos I terminó siendo juzgado por traición y decapitado.
Desde entonces, el monarca no puede entrar en la Cámara de los Comunes. Por eso la ceremonia de apertura se celebra en la Cámara de los Lores, la cámara alta del Parlamento, formada por miembros no electos.
Los lores enviarán a la otra cámara a un responsable de seguridad apodado Bastón Negro para convocar a los parlamentarios a un pleno. Pero tradicionalmente, los legisladores dan un portazo en la cara del Bastón Negro para representar su independencia. Los legisladores no irán a la Cámara de los Lores hasta que el Bastón Negro golpee la puerta con un bastón, se supone que tomándose su tiempo para demostrar que es la cámara electa quien ostenta el poder real. A su llegada, abarrotan la parte trasera de una cámara llena de lores con túnicas escarlata con ribetes de armiño.
“Está terriblemente apretado porque hay muchísima gente y no hay suficiente espacio”, dijo George Gross, historiador real del King’s College London. “Pero creo que forma parte de la magia de la ocasión, esta sensación de que lo tienes todo apretujado junto (…) un momento muy inusual que por lo demás no ocurre”.
El rey suele ofrecer su discurso desde un torno dorado ataviado con la túnica de Estado y la corona imperial del Estado adornada con diamantes.
¿Ha hecho esto antes Carlos?
Este fue el tercer discurso de Carlos, y su segundo como rey.
En 2022, la fallecida reina Isabel II delegó esta tarea crucial en Carlos. La decisión se tomó como prueba de que había una transición en marcha, en la que la monarca de 96 años permanecía en el trono pero entregaba más responsabilidades a su hijo mayor.
La coreografía de la jornada recalcó que había una reina ausente pero aun así presente. Su trono se había retirado, pero en su lugar se colocó la corona imperial del Estado sobre un cojín. Carlos, vestido con uniforme de almirante de la flota, mostraba adornos dorados en lugar de las largas túnicas de armiño.
Tras convertirse en rey, Carlos presidió su propia ceremonia con detalles de armiño el año pasado.
¿En qué están pensando?
Carlos es el jefe del Estado, pero tiene la obligación constitucional de seguir las recomendaciones del gobierno. Como tal, es probable que su semblante sea inescrutable en su lectura del discurso y no ofrezca pistas sobre si aprueba las políticas anunciadas en nombre de “mi gobierno”.
Igualmente, se espera que los miembros de las dos cámaras del Parlamento escuchen el discurso en silencio, algo poco habitual para la Cámara de los Comunes, donde el debate suele ser agitado e irreverente.
¿Qué significa todo?
Toda la pompa y circunstancia está ahí para transmitir un mensaje, dijo Gross a The Associated Press. Esos detalles ceremoniales recuerdan momentos importantes de la historia británica.
Lo que realmente importa es la referencia a Carlos I, que consolida la senda de Reino Unido hacia una monarquía constitucional, lo que subraya que ni el monarca ni nadie más puede marchar al Parlamento y exigir lo que quiera, dijo Gross.
“En definitiva muestra dónde reside el poder, y el poder reside ahora en el pueblo a través del gobierno”, dijo Gross.
Más allá de eso, hay algo para cada rama del gobierno británico. El “mérito” de la ceremonia es su capacidad de tener algo para todo el mundo: los lores, los legisladores y la corona, dijo la antropóloga Emma Crewe de la Universidad SOAS de Londres, que ha estudiado el Parlamento.
“Creo que los relatos son muy, muy poderosos y que hacemos bien en escuchar los relatos que cuenta la gente sobre nuestra institución política más importante”, dijo a AP. “Nos recuerda que existe desde hace mucho tiempo, y que debemos protegerla. Y debemos implicarnos”.