En febrero de 2023, media decena de expertos en tecnología presentaron un prototipo de red social a la que solo se podía acceder por invitación. Estrenaron deliberadamente su creación, Bluesky, con poca fanfarria para poder gestionar de cerca su crecimiento.
Pero últimamente ha sido todo menos lento.
En la última semana, el crecimiento de Bluesky ha estallado, duplicándose con creces hasta superar los 15 millones de usuarios, ya que la gente busca alternativas a X, Facebook y Threads. Se ha disparado hasta los primeros puestos de las tiendas de aplicaciones de Apple y Google como la aplicación gratuita más descargada. Su ascenso ha sido tan rápido que la empresa se ha visto obligada a crecer prácticamente de la noche a la mañana.
Los 20 empleados a tiempo completo de Bluesky han estado trabajando sin descanso para hacer frente a los problemas que conlleva el hipercrecimiento: caídas del sitio, fallas en el código y problemas de moderación de contenidos. Y lo que es más importante, han intentado contentar a los primeros usuarios a medida que llegaban nuevos miembros.
“Como equipo, estamos orgullosos de nuestra capacidad para crecer rápidamente”, dijo en una entrevista Jay Graber, de 33 años, directora ejecutiva de Bluesky. “Pero siempre hay algunas dificultades mientras creces”. Añadió que la aplicación —que sigue siendo eclipsada por Facebook, Instagram y X— estaba sumando más de un millón de nuevos usuarios al día.
Bluesky está surgiendo en medio de la agitación en el mundo de las redes sociales. Después de que Elon Musk comprara Twitter en 2022, lo transformó en X, cambiando muchas de sus funciones y alejando a algunos de sus usuarios más fieles. Threads, una aplicación similar a X que Meta introdujo el año pasado, se basa principalmente en una opaca selección algorítmica que reduce la política de los contenidos que ve la gente. Esto ha provocado que algunas personas se dirijan a otras redes, como Bluesky, para debatir cuestiones sociales candentes.
Desde el principio, Bluesky pretendió diferenciarse de otras redes sociales. El proyecto surgió de una idea de Jack Dorsey, fundador de Twitter, quien dijo que esperaba construir una red social “descentralizada”.
Eso significaba construir la aplicación con un “protocolo abierto”, que mantuviera el poder de la red social y la toma de decisiones fuera del alcance de cualquier empresa o grupo de personas. Dorsey bautizó el proyecto con el nombre de “Bluesky”, y con el tiempo se convirtió en una corporación de beneficio público, un tipo de empresa con fines de lucro cuyo objetivo es tener un impacto positivo en la sociedad en lugar de centrarse en maximizar el valor para el accionista.
Bluesky se financió inicialmente con una subvención de Twitter bajo el mandato de Dorsey; Musk cortó lazos con el equipo de Bluesky después de comprar Twitter. Posteriormente, Bluesky recaudó más de 23 millones de dólares en dos rondas de financiación de inversores privados.
A partir de ahí, un equipo de media decena de personas, dirigido por Graber, empezó a construir el “protocolo AT”. Se trata de un término técnico para referirse al código que permitiría a los desarrolladores independientes crear sus propias redes sociales sobre él, permitiendo al mismo tiempo a las personas llevar sus identidades digitales y su información a través de diferentes plataformas. Los directivos de Bluesky afirman que, con esta tecnología, las personas pueden adaptar sus propios algoritmos para que les muestren el tipo de publicaciones de redes sociales que desean ver.
En cambio, Facebook y TikTok encierran a los usuarios en sus plataformas y les dificultan migrar a la competencia. Las aplicaciones se conocen como “jardines amurallados”, lo que significa que lo que se publica en cada plataforma se queda solo en ella. (En marzo, Meta flexibilizó esta postura permitiendo a los usuarios activar una opción que sindica sus publicaciones en Threads a otras redes sociales, como Mastodon).
Con Bluesky, “ya no estás atado a un algoritmo dominante que promueve las publicaciones más polarizantes y/o las marcas más grandes”, dijo Rose Wang, directora de operaciones de Bluesky, en un video reciente explicando el sitio a los nuevos usuarios. Y añadió: “Está construido por la gente, para la gente”.
Bluesky ganó adeptos después de que Musk empezara a introducir cambios importantes en X, como la promoción de las cuentas que pagaban por el estado de verificación del visto azul y la eliminación de las normas de moderación de contenidos. A medida que Musk ponía menos límites a la libertad de expresión en X, algunos buscaban en Bluesky una atmósfera en línea menos nociva.
En septiembre, la popularidad de Bluesky aumentó tras la prohibición de X en Brasil, cuando Musk se negó a cumplir una orden judicial de suspender determinadas cuentas. Más de tres millones de personas se unieron a Bluesky durante las tres semanas que X estuvo prohibido en el país, antes de que Musk diera marcha atrás.
La última semana y media ha sido un punto de inflexión. Desde que Donald Trump ganó las elecciones presidenciales, algunos usuarios de X han abandonado la plataforma por los estrechos vínculos de Musk con Trump. A menudo han acudido en masa a Bluesky.
Más de 116.000 personas en Estados Unidos desactivaron sus cuentas X en la web el día después de las elecciones —el mayor número de desactivaciones en un solo día en Estados Unidos bajo el mandato de Musk—, según datos recopilados por Similarweb, que analiza sitios web. El total de desactivaciones podría ser mucho mayor porque Similarweb no registra cuántos usuarios desactivaron sus cuentas de la aplicación móvil X.
A medida que la gente se acercaba a Bluesky, se acumulaban los problemas. El sitio se cayó en algunos momentos del jueves, lo que obligó a los nuevos usuarios a actualizarlo frenéticamente hasta que volvió a estar en línea. Graber dijo que los fallos se debían en parte a problemas con un importante proveedor de servicios de internet que también afectaban a otros sitios. Las fallas persistieron, incluida una que afectaba a la forma en que se mostraban los nombres de usuario en los perfiles.
Los nuevos usuarios chocaban con los ya existentes. Algunos usuarios nuevos se quejaron de que los usuarios de Bluesky eran demasiado serios, reflejo de una era diferente de las redes sociales. Los primeros en adoptar Bluesky se enfadaron y dijeron que los recién llegados tenían que adaptarse a las normas sociales de Bluesky.
“Cada vez que hay una gran afluencia de usuarios en general, todo el mundo espera que sea como el último lugar del que vinieron”, dijo Chris Vinson, de 33 años, un vendedor digital de Evansville, Indiana, quien ha utilizado Bluesky desde sus primeros días. “Quieren que sea el nuevo Twitter o lo que sea, aunque no deba serlo”.
Graber se refirió al choque cultural como el problema del “eterno septiembre”, en alusión a cómo las universidades cambian su población estudiantil cada año y una nueva promoción de alumnos se conecta a Usenet, una de las primeras redes sociales, lo que provoca cambios drásticos en la cultura. El problema se hizo aun más evidente a principios de la década de 1990, cuando los proveedores de internet empezaron a introducir millones de personas en Usenet, convirtiendo el problema en un elemento fijo del funcionamiento de las redes sociales de rápido crecimiento.
Su solución ha sido incorporar más funciones a la aplicación, como la posibilidad de crear feeds personalizados basados en temas o grupos diferentes, y crear herramientas de moderación automática de contenidos que pueden ocultar o eliminar los mensajes que infringen las normas de Bluesky, como el acoso, la incitación a la violencia o la incitación al odio.
Los rivales han tomado nota. La semana pasada, Adam Mosseri, responsable de Instagram, señaló que Threads había sumado más de 15 millones de nuevos usuarios —o un Bluesky entero— en la primera quincena de noviembre. Mark Zuckerberg, presidente ejecutivo de Meta, dijo el viernes que Threads probaría formas de que los usuarios generaran sus propios feeds personalizados, copiando una de las populares funciones de Bluesky.
Graber está posicionando a Bluesky como un David que se enfrenta a Goliat diferenciándose aun más. El viernes, la empresa dijo que nunca utilizaría las publicaciones de los usuarios para entrenar tecnología de inteligencia artificial generativa, en contraste con las prácticas de Meta, X y Google.
Dijo que esperaba que los desarrolladores independientes pudieran construir sobre la tecnología de Bluesky para mejorar aun más la red social. A diferencia de Facebook y X, que han tenido relaciones frías y calientes con la comunidad de desarrolladores.
“El estado actual de la mayoría de las plataformas sociales es que los usuarios están encerrados y los desarrolladores no”, dijo Graber. “Queremos construir algo que garantice a los usuarios la libertad de moverse y a los desarrolladores la libertad de construir”.
“Fundamentalmente, hicimos esto porque queremos construir un ecosistema en el que los desarrolladores puedan depositar su confianza, y si alguien tiene una idea para mejorar el estado de las redes sociales, no tiene que presionarnos para cambiar las cosas”, añadió. “Pueden hacerlo ellos mismos”.