Este martes, la Casa Blanca confirmó el inicio de los primeros vuelos de migrantes hacia la base militar estadounidense de Guantánamo, en Cuba, un centro de prisión de alta seguridad, situada en la Base Naval de la Bahía de Guantánamo.
Las imágenes de los primeros reclusos, cuya identidad y nacionalidad aún se desconoce, fueron difundidas por la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kirsti Noem, en su cuenta de X.
“El presidente Donald Trump ha sido muy claro: Guantánamo acogerá a lo peor de lo peor. Eso empieza hoy”, declaró Noem.
Según medios estadounidenses, un grupo de 10 migrantes con antecedentes criminales partió desde la base militar de Fort Bliss, en El Paso, Texas, hacia la bahía de Guantánamo. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó a Fox Business: “Hoy, los primeros vuelos de Estados Unidos a la Bahía de Guantánamo con migrantes ilegales están en curso”.
Este plan se remonta a la semana pasada, cuando el presidente Donald Trump ordenó preparar las instalaciones para recibir a 30.000 migrantes, asegurando que enviaría a “criminales” en situación irregular. Sin embargo, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó la medida como un “acto de brutalidad”.
Condiciones deplorables y críticas internacionales
Guantánamo, inaugurada en 2002 como parte de la “guerra contra el terrorismo” del expresidente George W. Bush, ha albergado a cientos de prisioneros acusados de terrorismo, incluidos miembros de Al Qaeda. No obstante, según el New York Times, también ha sido utilizada para encarcelar a migrantes interceptados en el mar.
Este centro de reclusión ha sido denunciado por organizaciones de derechos humanos por las deplorables condiciones de vida que le ofrecen a sus reclusos. Un informe de IRAP (International Refugee Assistance Project), publicado en septiembre de 2024, detalla que los migrantes carecen de condiciones mínimas de salubridad e higiene, viviendo entre “el moho, aguas residuales y falta de agua potable”, además de enfrentar infestaciones de ratas.
Testimonios recogidos por asociaciones indican que los migrantes son vigilados durante llamadas con sus abogados y obligados a usar gafas de sol durante su transporte.