El funeral del papa Francisco será una ocasión solemne, impregnada de boato católico, para despedir a un pontífice que dirigió la Iglesia durante más de una década. Sin emgargo, con la asistencia de decenas de delegaciones extranjeras —algunas de países abiertamente hostiles entre sí— la distribución de los asientos en las exequias también ha supuesto una posible pesadilla para los planificadores del Vaticano.
En la lista de invitados confirmados figuran un ministro ruso y el presidente de Ucrania. Un ministro de Irán y un embajador de Israel. El presidente Donald Trump y el expresidente Joe Biden, junto con los líderes de países a los que Trump ha impactado con aranceles y acusado de maltratar a Estados Unidos.
El protocolo del Vaticano ofrece una solución a la posible incomodidad geopolítica: el alfabeto.
En la misa de exequias de Francisco, que se celebra al aire libre en la plaza de San Pedro, los miembros de las delegaciones extranjeras se dividen en grupos, como los monarcas y jefes de Estado, y se sentarán por orden alfabético según el nombre de su país en francés, según una lista publicada por el Vaticano. Los monarcas reinantes irán primero, seguidos de los jefes de Estado, los jefes de Gobierno, la realeza y, a continuación, los ministros y otros dignatarios.
Solo los representantes de Italia y de la Argentina natal del Papa tendrán asientos privilegiados. La delegación con el presidente del país, Javier Milei, se sentará más cerca de la plaza, dijo el Vaticano, seguida de la de Italia.
En otras ceremonias recientes de alto nivel se produjeron combinaciones de asientos interesantes, como la reapertura de la catedral de Notre-Dame en París, cuando Trump se sentó junto al presidente Emmanuel Macron de Francia, o el funeral del expresidente Jimmy Carter, cuando Trump estuvo junto a otro ex presidente, Barack Obama.
Para el Vaticano, todos los países son iguales ante el alfabeto. Pero eso no significa que no haya posibilidad de que se produzcan momentos incómodos.
Según la lista del Vaticano, el presidente de Estados Unidos —les États-Unis en francés— probablemente se sentará entre los líderes de Estonia y Finlandia, dos países que comparten frontera con Rusia y que pueden ver con recelo el cortejo de Trump a Moscú mientras intenta poner fin a la guerra en Ucrania.
La delegación francesa también se sentará cerca de la del presidente Trump.
La lista de invitados publicada por el Vaticano, si se sigue para la distribución de los asientos, podría dar lugar a cercanías geográficamente dispares, como las que se ven en algunas cumbres internacionales. Se supone que la presidenta Halla Tomasdóttir de Islandia quede junto al presidente William Ruto de Kenia. Líderes de Belice y Austria también podrían estar sentados codo a codo al decir su último adiós a Francisco.