“Este teatro es maravilloso y tiene el nombre de Teresa Carreño, esa niña que demostró el talento, el valor, lo que uno consigue cuando cree en sí mismo y creo que es una representante maravillosa del pueblo y del espíritu venezolano. El Teresa Carreño fue uno de los primeros teatros de América que me abrió las puertas. Estuve allí un mes con Evita y eso me permitió venir muchas veces. Por eso, cuando decidí retomar mi carrera me dije: tengo que volver a ese teatro; encontrarme con la gente», volvió a repetir Paloma San Basilio en su reciente presentación en ese coso artístico caraqueño
Estructuró un espectáculo en tres partes y con tres espectaculares cambio de vestidos que pasó del azul cielo al negro, cerrando con un gris claro que mostraron su elegancia y figura estilizada a pesar del paso de los años. En una rueda de prensa había señalado que «usualmente no me ciño a un repertorio típico de mi discografía. Como cantante necesitas jugar en distintos terrenos. Mi música es muy abierta e incluye, por supuesto, mis clásicos”.
Y lo cumplió porque en esta tres fases su repertorio varió de boleros, tonadas, hasta versiones más pop de temas clásicos. Fueron 25 piezas brillantemente interpretadas en su voz, que no ha perdido un ápice de su potencia y sensualidad cuando es necesario. Baladas, boleros y otros temas con versiones más pop surgieron. Se te olvida, El bodeguero, Algo contigo, Piel canela, Vida loca, Ansiedad (saludó a la viuda de Chelique Sarabia), Caballo viejo, Esta vida loca, Despacito, Cariño mío, La hiedra» y la infaltable No llores por mí, Argentina (tema de la ópera rock Evita) fueron las más sentidas. También cantó clásicos en inglés con clásicos como Over the rainbow y Unchainted Melody» (este en una versión más pop). Cerró la velada con nuestra Alma llanera.
Hablando de otros temas, se podría pensar que esta española odia la denominada música urbana. No es fanática pero tampoco la destroza: “Esta música es la recuperación de espacios por un grupo de gente que estaba marginada. La gente puso en marcha su música, la de su barrio; la que baila con sus colegas, con sus amigos; la que le canta a su chica. Hay unas letras que, ciertamente, no buscan otra cosa más que su dinámica y rítmica, porque en dos líneas ya te la aprendiste. Ha crecido en el gusto porque la música ha cogido la calle y se ha salido de espacios elitistas y minoritarios y se ha ido por cualquier ciudad. Somos el resultado de nuestro tiempo. Cuando algo se da en una época determinada es porque lo necesitábamos como sociedad. Hay que verlo como un fenómeno social”, explicó a la colega Carmela Longo recientemente.