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viernes, abril 26, 2024
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Partido Colorado pone a prueba su hegemonía en Paraguay

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Por DÉBORA REY Associated Press
ASUNCIÓN (AP) — Con una mezcla de hartazgo e incertidumbre por el resultado, los paraguayos elegían el domingo al próximo presidente en una contienda entre el conservador Partido Colorado y una coalición de fuerzas políticas y sociales heterogéneas que se unieron para sacarlo del poder por segunda vez en 76 años.
A partir de las siete de la mañana , 15.380 máquinas electrónicas se habilitaron en escuelas de todo el país para recibir el voto de 4,7 millones de electores. Por primera vez se utilizaba ese mecanismo a nivel nacional para elegir en una sola vuelta electoral al sucesor del presidente Mario Abdo Benítez por el período 2023-2028.
El mandatario, que no tiene derecho a la reelección, fue uno de los primeros en sufragar.
“Que el gran ganador sea la nación paraguaya. Es muy importante la participación de todos, hoy es el día que tenemos que ser protagonistas de la construcción del futuro de la nación”, expresó Benítez.
Una coalición variopinta de fuerzas políticas y sociales opositoras buscaba destronar al partido que más tiempo llevaba en el poder en Sudamérica, en unas elecciones marcadas por denuncias de corrupción y la conveniencia de mantener o no la alianza con Taiwán.
El conservador Partido Colorado ha gobernado desde 1947, incluso como sostén político del dictador Alfredo Stroessner (1954-1989), con excepción de un breve período de tinte progresista liderado por el exobispo Fernando Lugo en 2008 y que terminó anticipadamente en 2012 con un juicio político.
Su candidato es Santiago Peña, un economista de 44 años que fue apadrinado por el expresidente y magnate Horacio Cartes (2013-2018), el hombre fuerte de la política paraguaya que recientemente fue declarado “persona significativamente corrupta” por Estados Unidos.
“Hoy definimos un modelo de país”, dijo Peña en un mensaje leído en su comando de campaña antes de votar. “Elegimos un Paraguay que planee su futuro para dar el gran salto que necesitamos o un país que navegue en la improvisación”.
Como principal desafío a la hegemonía del Partido Colorado aparece la Concertación para un Nuevo Paraguay con el postulante Efraín Alegre, de 60 años y líder del tradicional Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) y acérrimo opositor a Cartes.
Alegre, que va por su tercer intento de llegar a la presidencia, es respaldado por numerosas organizaciones políticas y sociales de centro-derecha a izquierda que buscan capitalizar el desencanto social por la corrupción endémica, pésimos servicios de salud y educación expuestos durante la pandemia de COVID-19 y la inseguridad ante el avance de la narco-criminalidad.
“Sabemos a quién estamos enfrentando. Vamos a vencer a un dinero abundante que viene del crimen organizado y de la ilegalidad”, expresó Alegre a periodistas en sus oficinas partidarias. “Nuestro adversario no es el Partido Colorado sino el dinero sucio del crimen organizado”.
Medios locales reportaron incidentes menores en algunas escuelas de Asunción entre partidarios de ambas fuerzas por la colocación de las urnas. Las escaramuzas no pasaron a mayores por la intervención de la policía.
Esta situación contrastó con una campaña en general apática y descolorida, en la que no hubo grandes movilizaciones ni actos multitudinarios, lo que muchos analistas atribuyeron a las dificultades del oficialismo para financiar la campaña por las sanciones económicas contra Cartes, el actual presidente del partido Colorado. También fue marcado el desinterés de la mayoría de los ciudadanos por el proceso electoral, que se palpaba especialmente entre los jóvenes.
Según la acusación del Departamento de Estado de EEUU, el exmandatario incurrió “en actos de corrupción antes, durante y después de su mandato”. También denunció que cobró sobornos de Hezbollah, considerada por Estados Unidos una organización terrorista. El empresario del tabaco, también propietario de bancos, medios de comunicación y gasolinerías, entre otros negocios, niega los cargos. El organismo congeló sus activos y le impidió operar en su sistema financiero.
Las urnas cerrarían a las 16:00 hora local y se esperaba que dos horas después se dieran a conocer los resultados.
Un factor que suma incertidumbre al resultado es la baja participación ciudadana en las elecciones -en promedio vota entre un 60% y un 63% del padrón-. Los analistas coinciden que el ausentismo, especialmente marcado entre los jóvenes de 18 a 30 años, juega a favor del oficialismo.
Paraguay ostenta una economía relativamente estable, pero con problemas estructurales que estuvieron fuera de discusión durante la campaña: informalidad laboral que afecta a 7 de cada 10 trabajadores; pobreza de 24,7%, evasión fiscal y narcotráfico, entre otros.
En una campaña electoral discreta en propuestas, uno de los puntos de mayor controversia entre los candidatos ha sido la alianza con Taiwán, un tema en el que se entrelazan la geopolítica con los intereses de productores de soja y ganaderos paraguayos que anhelan venderle a China.
El opositor Alegre adelantó que en caso de ganar se revisará la relación con Taipéi.
Si esto sucediera, la isla autogobernada que China reclama como parte de su territorio perdería a otro socio en la región luego de que Honduras rompió relaciones diplomáticas con dicho país para reconocer a Beijing. A su vez, China ampliaría su influencia en Latinoamérica, algo que Estados Unidos considera de alto riesgo.
Por su parte, el oficialista Peña ratificó la alianza con Taiwán.

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