Por FRANCESC PEIRÓN
La Vanguardia
Salman Rushdie ha vuelto. El autor de ‘Los versos satánicos’, novela por la que el régimen iraní le condenó a muerte, reapareció este noche del jueves en Manhattan en la gala anual del PEN América. Fue su primera incursión publica después de que el pasado agosto, en un acto celebrado en una localidad al oeste del estado de Nueva York, resultó gravemente herido al sufrir una serie de puñaladas que le propinó un fanático. Como secuela, perdió la visión en un ojo.
Su aparición en esta gala, celebrada en el remozado Museo Americano de Historia Natural, se produjo por sorpresa para la gran mayoría de los asistentes. Rushdie recogió un premio por su coraje de la organización que defiende la libertad de expresión, pero su presencia no había sido anunciada.
Hubo toda una escenificación antes de su irrupción en el estrado. El presidente del PEN América, Ayar Akhtar, recordó lo ocurrido aquella jornada y recalcó que esa experiencia “nos ha transformado” y se ha convertido en un elemento motivador para este grupo. Después de un vídeo de homenaje, la sala se quedó a oscuras. Emergió Rushdie de las tinieblas.
“Bueno, hola a todos”, fue su saludo, mientras la concurrencia estalló en gritos de alegría, en tanto le tributaba una larga y calurosa ovación. “Es muy agradable estar de vuelta, en lugar de no estarlo, que también era una opción. Estoy muy contento de que los dados rodaran en esta dirección”.
Aprovechó para rendir tributo a los que corrieron de inmediato a ayudarle durante el ataque y reducir al agresor en el Chautauqua Institution, lo que le permitió seguir con vida.
“Yo era el objetivo, pero ellos fueron los héroes, el coraje ese día correspondió a ellos”, afirmó. “El terrorismo no debe aterrorizarnos. La violencia no nos disuade. Como solía decir el viejo marxista, la lucha sigue”, proclamó.
Su discurso fue breve, algo poco habitual, pero estuvo mucho más locuaz durante la hora del cóctel, al que accedió por una puerta lateral antes de comparecer en la alfombra roja para la fotografía. Fue en ese instante cuando los invitados se dieron cuenta de su asistencia, lo que hizo que los amigos acudieran a abrazarlo y estrecharle la mano.
“Pensé que este era el momento preciso para el regreso a todo esto”, explicó al The New York Times. “Es parte del mundo de los libros, la lucha contra la censura y por los derechos humanos”, añadió.
La noche se convirtió así en una vuelta triunfante a su mundo de un autor que no se había dejado intimidar por las amenazas del gobierno iraní lanzada en 1989 para convertirse en una presencia habitual en la escena social de la Gran Manzana.
Pero el ataque que padeció supuso un impactante recuerdo del pasado y la gala del PEN sirvió para subrayar una situación en que la libertad de expresión se ve acechada en numerosos frentes, fuera y dentro de Estados Unidos, donde la prohibición de libros en estados gobernados por los republicanos cada vez va a más.
Rushdie, que ocupó el cargo de presidente de esta organización, elogió los esfuerzos de este grupo en nombre de los profesores, los editores, los libreros y los autores.
