sábado, marzo 15, 2025
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La Pasajera Fantasmal de Valencia

 

Carlos Tovar
En el estado Carabobo, específicamente en la ciudad de Valencia, circula una leyenda entre los trabajadores del transporte público que ha sido transmitida de generación en generación, casi como un secreto de la profesión. Se dice que, en las unidades de transporte, especialmente en las noches, aparece una joven misteriosa que sube como cualquier pasajera, pero que no es de este mundo.
La historia se remonta a los años 80, cuando una joven de cabello largo y negro perdió la vida trágicamente al ser atropellada por una unidad de transporte. Aquel día, la joven, cuyo nombre nunca se supo, corría bajo la lluvia, intentando alcanzar la camioneta que se alejaba de la parada. Según algunos testigos, llevaba un vestido sencillo y un libro en la mano, como si se dirigiera a la universidad o a algún lugar importante. El conductor de aquella unidad, distraído por la tormenta, no la vio cruzar la calle, y el impacto fue inevitable. Desde entonces, su espíritu parece vagar, buscando algo que nunca encontró en vida.
Los choferes más experimentados cuentan que, en las noches, cuando las calles están vacías y la camioneta está casi desierta, ella aparece sentada al fondo del vehículo, como si esperara ser llevada a su destino final. Algunos dicen que su presencia se siente antes de verla: un frío repentino, un silencio extraño que se apodera del ambiente, o incluso el olor a lluvia, aunque afuera esté seco.
Uno de los testimonios más impactantes es el de un chófer que asegura haberla visto. Según su relato, una noche, mientras recorría su ruta habitual, notó a una joven sentada en la última fila. Su cabello negro y largo le cubría parte del rostro, y su presencia era inquietantemente silenciosa. El chófer, intentando ser amable, le preguntó: «Joven, ¿para dónde va?». La muchacha lo miró, sonrió levemente y, antes de que pudiera reaccionar, desapareció frente a sus ojos, como si nunca hubiera estado allí.
Pero no todos los encuentros son tan breves. Otro conductor, más joven y escéptico, relató una experiencia que lo dejó temblando. Aquella noche, la joven subió a su camioneta en una parada solitaria. Él, sin sospechar nada, le cobró el pasaje y siguió su ruta. Sin embargo, al llegar al final del recorrido, se dio cuenta de que la joven seguía sentada, inmóvil. Cuando se acercó para preguntarle si necesitaba ayuda, ella levantó la cabeza y, con una voz suave pero llena de tristeza, le dijo: «No puedo encontrar mi parada». Antes de que él pudiera responder, se desvaneció en el aire, dejando solo un ligero aroma a tierra mojada.
Este relato no es el único. Varios conductores han compartido experiencias similares, describiendo a la misma joven, siempre con las mismas características: cabello negro, vestimenta sencilla y una sonrisa enigmática. Algunos dicen que ella busca paz, que su espíritu está atrapado en este mundo debido a la violencia de su muerte. Otros creen que simplemente está esperando a que alguien la lleve al más allá, completando el viaje que nunca pudo terminar en vida.
Hay quienes incluso han intentado ayudarla. Un chófer mayor, conocido como «Don Miguel», asegura que una noche decidió hablar con ella. Cuando la vio subir, no le cobró el pasaje y, en lugar de seguir su ruta habitual, le preguntó: «¿Dónde quiere que la lleve?». La joven lo miró fijamente y señaló hacia adelante, sin decir una palabra. Don Miguel, sintiendo una extraña compasión, condujo sin rumbo fijo durante horas, hasta que el amanecer comenzó a asomarse. Cuando miró hacia atrás, la joven ya no estaba, pero en el asiento donde había estado sentada, encontró una pequeña flor marchita, como si fuera un agradecimiento silencioso.
La leyenda de la pasajera fantasmal se ha convertido en un misterio que une a los trabajadores del transporte público de Valencia. Para algunos, es una historia para contar en las madrugadas solitarias; para otros, es una advertencia sobre los peligros de las calles y las vidas que se pierden en ellas. Lo cierto es que, hasta el día de hoy, nadie sabe con certeza si la joven sigue apareciendo en las unidades, o si finalmente encontró el camino a su descanso eterno.
Algunos dicen que, en las noches más oscuras, todavía se puede ver su figura en las paradas desiertas, esperando pacientemente bajo la luz tenue de un farol. Y tal vez, solo tal vez, alguien con el corazón lo suficientemente valiente pueda ayudarla a encontrar su destino final. Pero, por ahora, la Pasajera Fantasmal de Valencia sigue siendo un misterio, un recordatorio de que, en las calles de esta ciudad, no todos los viajes tienen un final claro.
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