El éxito de de la mina serbia es algo más relativo teniendo en cuenta que el impulso por el litio ha llevado a numerosos países a lanzar exploraciones por todo el mundo y según datos de Mckinsey se espera que el suministro mundial aumente hasta alcanzar los 2,14 millones de toneladas métricas. En cualquier caso, esta mina jugará un papel clave en el futuro de Europa junto con los yacimientos en Portugal, República Checa y en menor medida en Alemania. También está el proyecto en Cáceres, la segunda mayor mina de todo el continente, por detrás de la de Serbia.
En cualquier caso, la mina está llevando al país del este a una división absoluta y al debate público más controversial de la última década. En 2022, ante la indignación popular por el impacto medioambiental de la mina, las autoridades serbias decidieron tumbar la licencia para Rio Tinto. El proyecto que parecía muerto, revivió este mes de agosto gracias a una decisión de la justicia y un cambio de opinión del gobierno de Aleksandar Vucic que revalidó su mandato en las urnas solo dos meses antes entre acusaciones de amaño electoral, que ahora defiende que el proyecto es totalmente necesario para el destino de Serbia.
El mismo mes de julio, antes de devolver la licencia a la mina, Serbia firmó un acuerdo con Alemania de exportación de las futuras reservas nacionales de litio. Paralelamente se firmó un memorando en el que se establecía una asociación estratégica Serbia-UE. Esto se produjo en Belgrado en un acuerdo calificado como ‘histórico” por ambas partes.
Esta decisión disparó unas protestas multitudinarias este mes que han tenido su eco hasta este mismo noviembre. Hace unas pocas semanas la oposición, tanto de izquierdas como de derechas presentaron un proyecto para tumbar cualquier proyecto de litio en el país.
EEUU, por su parte, ha entrado en escena alegando que las protestas que han vuelto tras las votaciones están avivadas por el Kremlin, que quiere utilizar la controversia para alejar a Serbia de la UE. “Rusia ha visto en esto una oportunidad. No hay duda de que quienes promueven las protestas están intentando impedir que Serbia alcance la soberanía energética y que viva una mayor integración en la UE”, explicaba Christopher Hill este miércoles, embajador en el país.
Vucic incluso defendió tanto en las protestas de agosto como las actuales que había recibido una notificación de la misma Rusia de que las protestas formaban parte de un plan para generar “disturbios masivos” y, en última instancia, “un golpe de Estado“. El líder de la oposición Zdravko Ponoš comentaba en las votaciones que la mina supone un “desastre para el país a nivel climático”. Según el político la prospección significa “sacrificar Serbia para la transición energética de la UE”.
“(La UE) esconde detrás de una etiqueta verde sus intereses de lucro a costa del medio ambiente de un país pequeño y empobrecido de Europa”
En el manifiesto de agosto, las agrupaciones que protestaron alegaban que Alemania “esconde detrás de una etiqueta verde sus intereses de lucro a costa del medio ambiente de un país pequeño y empobrecido de Europa”. En ese sentido comentaban que “están haciendo creer a los países occidentales que van a hacer algo bueno por el medio ambiente sin ser ellos los que tengan que cambiar su forma de vivir”. Siguiendo esta línea recordaban que Alemania tiene más reservas de litio que Serbia y no entienden por qué no explotan las suyas y abandonan Serbia.
El Servicio Geológico de Estados Unidos estima que tiene reservas de 1,2 millones de toneladas, frente a las 270.000 de Portugal (Alemania tiene 3,8 millones de toneladas, según la agencia gubernamental estadounidense, y República Checa tiene, 1,3 millones).. La realidad es que Alemania sí está poniendo en marcha minas en su propio país y el proyecto Zinwald Lithium, que utiliza la infraestructura de las antiguas minas de Sajonia para el litio, se ha convertido en la segunda mayor prospección del continente, por detrás de la de Jadar.
Desde S&P Global señalan que “además de las preocupaciones medioambientales, la oposición al proyecto también se ha concentrado en el creciente escepticismo sobre la adhesión de Serbia a la UE, que Vucic ha descrito como la principal prioridad de su gobierno tras su controvertida victoria electoral”. Serbia es candidata a entrar en la UE desde 2012, pero el país balcánico no termina de ser aceptado debido a que “necesita cambios en su economía y política (con conflictos como el de Kosovo en el aire)”. En ese sentido, el mismo Vucic reconocía en agosto que “es poco probable que ingresemos en 2028”, la fecha prevista hasta el momento y dijo que el país necesitaría más tiempo. Sin embargo, convertirse en uno de los pilares del suministro de un mineral crítico puede suponer la diferencia para conseguir, finalmente, entrar más pronto que tarde en el club paneuropeo.
A nivel económico la mina, en sí misma, supondría un antes y un después para la nación balcánica. Según cálculos de Rio Tinto, para Serbia, se proyecta que la operación minera generará beneficios sustanciales, incluidos empleo directo e indirecto, inversiones locales e impuestos. Todo ello tendría un impacto de 1.900 millones de euros, es decir, un 3% más de golpe al PIB total del país. El Jadar puede ser, de este modo, un verdadero pulmón económico que siga impulsando el PIB del país. Según el Banco Mundial el país crecerá un 3,8% este año y un 4,2% en 2025.
Sin embargo, a pesar del crecimiento el país tiene un problema respecto a su déficit fiscal, “pues ahora se proyecta un nivel más alto que antes”, con un 2,2% frente al 1,5% del PIB que se esperaba hasta la revisión de octubre. En cualquier caso, con una deuda muy baja (45% del PIB) les da margen de maniobra pero la mina será clave. Tendrá un especial impacto para el país, que ahora mismo cuenta con una balanza comercial en negativo de casi 7.000 millones de euros. Cuando la mina comience a funcionar a pleno pulmón solo el litio será el principal producto de venta al exterior del país superando a su producto estrella, los cables y el cobre.