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Por JOSÉ MANUEL VALLADARES undefined
BOGOTÁ (AP) — Mariana Pajón reconoce que tiene más lesiones en su cuerpo que títulos mundiales en su palmarés. Pero la bicicrosista colombiana mantiene la ilusión en lo más alto antes de afrontar su cuarta participación en los Juegos Olímpicos.
Cuando compita en París, la medallista de oro en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 y de plata en Tokio 2020, olvidará las más de veinte fracturas óseas y varias roturas de ligamentos y fibras musculares para intentar a cumplir un nuevo reto en su trayectoria.
“Es una oportunidad muy linda, agradezco por tenerla y por volver a sentirla”, comenta Pajón, de 32 años. “Estoy motivada, contenta y con la responsabilidad que cargo a mi país en los hombros”.
París no será una cita más en la hoja de vida de la colombiana, que la asume como “un extra” en su carrera. “Voy a dar lo mejor de mí. Siempre soñé con estar en unos Juegos, y ahora hacerlo por cuarta vez es increíble”.
La competencia de BMX en los Juegos Olímpicos de 2024 se realizará entre el 1 y el 2 de agosto en la pista Saint-Quentin-en-Yvelines, donde la competidora más laureada de la disciplina afirma que se sentirá como en su “segunda casa”.
En la capital francesa, intervino en su primer Campeonato Mundial, en 1999. Además, es el país de nacimiento de su esposo — y actual entrenador — Vincent Pelluard, quien representó a Colombia en la rama masculina del BMX en Tokio 2020.
Con el objetivo a mediano plazo de formar una familia junto a su pareja, Pajón confiesa que alguna vez ha vislumbrado la posibilidad de poner punto final a su carrera, pero aún sigue prevaleciendo su pasión inagotable por la práctica del deporte que la hace feliz.
“No tengo fecha de vencimiento”, advierte la atleta, que en 2018 sufrió la lesión más grave de su recorrido al romperse los ligamentos de la rodilla izquierda. “Me tocó aprender a caminar otra vez”, reconoce.
En aquellos días aciagos, recordó la recomendación de su abuela, quien le dijo que era hora de retirarse tras haber cumplido sus sueños; no obstante, la recuperación y el triunfo en los Juegos Panamericanos de 2019 volvieron a demostrar que la llama seguía viva.
“Yo amo esto, es mi pasión. Hoy no descarto la posibilidad de ir a los Juegos de Los Ángeles 2028”, afirma. “Quiero disfrutar etapa por etapa y dejar el alma en París para ver qué pasa después”.
CARRERA CON OBSTÁCULOS
Pajón se subió por primera vez a la bicicleta a los cuatro años y desde ese momento empezó una carrera llena de retos.
Proveniente de una familia afín al deporte, probó con disciplinas como natación, atletismo, gimnasia y hasta ballet, pero el amor a primera vista fue con el manillar y los pedales.
Idolatraba a la gimnasta Nadia Comaneci y soñaba con llegar a unos Juegos Olímpicos, pero fue en el BMX donde tuvo que ganar sus primeras pruebas.
Con su dedicación y perseverancia, convenció a sus padres, que preferían que su hija practicara un deporte menos extremo. Y, luego, se impuso en un ámbito en el cual en principio solo competía contra varones.
“Me tocó empezar a encajar en un mundo de niños e, incluso, viví el rechazo de una parte de la sociedad”, cuenta. “Pero me siento orgullosa de haber dado lucha, y hoy es bonito ver tantas mujeres practicando este deporte”.
LABOR BENÉFICA
El primer título nacional de Mariana llegó a los 5 años, y a los 9 consiguió el Mundial Junior en Córdoba, Argentina, pero entre sus logros también se destacan las acciones fuera de las pistas de BMX.
“Yo nací y crecí en una ciudad como Medellín, que era muy violenta en ese entonces”, relata. “Y cuando empecé a andar por aeropuertos de todo el mundo, con mi mamá y mi bicicleta, mi misión fue mostrarme como una protagonista positiva que quería lo mejor para su país”.
Desde su conquista de la presea dorada en Londres 2012, ha aprovechado su exposición pública para fomentar iniciativas educativas y deportivas, como, por ejemplo, la construcción de una pista de BMX con categoría mundial en su ciudad natal.
Aunque aún no quiere ver su bicicleta colgada en la pared, pasar más tiempo con su familia y los proyectos sociales son objetivos que deberá seguir compatibilizando con su amor por el deporte que la llevará a París “con el corazón y a dejar el alma”.