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Nueva ola de reactores nucleares más avanzados impulsa a estados de EEUU a competir para atraerlos

Por MARC LEVY Associated Press
HARRISBURG, Pensilvania, EE.UU. (AP) — Frente a la promesa de energía nuclear más nueva y barata en el horizonte, algunos estados de Estados Unidos compiten para construir y abastecer a la próxima generación de reactores de la industria mientras que algunos políticos sopesan ampliar los subsidios y allanar obstáculos regulatorios.
Diseños avanzados de reactores de empresas rivales están llenando los canales reguladores del gobierno federal en un momento en que la industria los promociona, alegando que son una forma confiable y benigna hacia el clima para satisfacer las necesidades eléctricas de los gigantes tecnológicos, desesperados por alimentar sus plataformas de inteligencia artificial de rápido crecimiento.
Los reactores podrían estar en condiciones de operar incluso en 2030, por lo que los estados cuentan con poco margen de tiempo para desplegar la alfombra roja, además de que enfrentan persistente escepticismo del público sobre su seguridad operativa y creciente competencia de energías renovables como la eólica y la solar. Pese a ello, los reactores tienen apoyo federal en las esferas más altas, y empresas de servicios públicos de todo Estados Unidos están trabajando para incorporar esa fuente de energía en sus carteras de servicios.
El año pasado, 25 estados aprobaron proyectos de ley para respaldar la tecnología nuclear avanzada, y este año legisladores han presentado más de 200 proyectos de ley que apoyan la energía atómica, indicó Marc Nichol del Instituto de Energía Nuclear, un grupo comercial del sector entre cuyos miembros hay propietarios de centrales eléctricas, universidades y sindicatos.
«Hemos visto que los estados toman medidas a niveles cada vez mayores en los últimos años», explicó Nichol en una entrevista.
Reactores nucleares más pequeños y flexibles
En teoría, los reactores más pequeños se construyen con más rapidez y es más fácil erigirlos que los reactores convencionales. Podrían producirse en fábricas a partir de piezas estándar, y se dice que tienen la suficiente flexibilidad para redituarle a un solo cliente, como un centro de datos o un complejo industrial.
Los reactores avanzados, llamados pequeños reactores modulares y microrreactores, producen una fracción de la energía que los reactores nucleares convencionales que se han construido en diversas partes en los últimos 50 años. Mientras que los reactores convencionales producen de 800 a 1.000 megavatios —energía suficiente para iluminar a aproximadamente medio millón de hogares—, los reactores modulares generan 300 megavatios o menos, y la producción de los microrreactores no supera los 20 megavatios.
Los gigantes tecnológicos Amazon y Google están invirtiendo en reactores nucleares para obtener la energía que necesitan, en un momento en que los estados del país compiten con ellos, y entre sí, en una carrera por la electricidad.
Los estados acogen la energía nuclear
Para algunos funcionarios estatales, la energía nuclear es una fuente de electricidad libre de carbono que les ayuda a cumplir con los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero. Para otros es una fuente de energía siempre disponible que permite reemplazar las plantas de energía a carbón, las cuales están cerrando sus puertas con rapidez.
El mes pasado, el gobernador de Tennessee, Bill Lee, propuso más de 90 millones de dólares para ayudar a subsidiar un proyecto de la Autoridad del Valle de Tennessee (TVA, por sus siglas en inglés) para instalar varios reactores pequeños, impulsar la investigación y atraer a empresas de tecnología nuclear.
Desde hace años Lee ha sido un defensor del proyecto nuclear de la TVA, y también creó el Fondo de Energía Nuclear de Tennessee en 2023. Este último fue diseñado para atraer una cadena de suministro, incluida una planta multimillonaria de enriquecimiento de uranio de la que se dijo era la mayor inversión industrial en la historia del estado.
En Utah, donde el gobernador Spencer Cox anunció la «Operación Gigavatio» para duplicar la generación de electricidad por parte del estado en una década, el republicano quiere invertir 20 millones de dólares para acondicionar sitios con el fin de que puedan recibir plantas de energía nuclear. El presidente del Senado estatal, J. Stuart Adams, les dijo a sus colegas durante la apertura de la sesión de la cámara baja de 2025 que es necesario que Utah sea el «centro nuclear de la nación».
El gobernador de Texas, Greg Abbott, declaró que su estado está «listo para ser el número uno en energía nuclear avanzada», en un momento en que legisladores del estado contemplan la asignación de miles de millones de dólares en incentivos a la energía nuclear.
Legisladores de Michigan sopesan destinar millones de dólares en incentivos para desarrollar y usar los reactores, y también para capacitar a la fuerza laboral de la industria.
En un estado vecino, legisladores de Indiana aprobaron este mes una ley para permitir que las empresas de servicios públicos soliciten reembolsos más rápido de los costos de construir un reactor modular, revocando una prohibición de décadas diseñada para proteger a los contribuyentes de proyectos de energía inflados, ineficientes o, lo que es peor, cancelados.
En Arizona, algunos legisladores están estudiando un proyecto de ley —respaldado por compañías de servicios públicos— para relajar las regulaciones ambientales si una empresa de este tipo construye un reactor en la planta de un gran usuario industrial de energía o en una central eléctrica a carbón que ya esté en desuso.
Grandes expectativas, futuro incierto
De todas formas, los dispositivos enfrentan un futuro incierto.
No hay reactores modulares operando en Estados Unidos, y un proyecto para construir el primero —el cual iba a estar en Idaho— se canceló en 2023 a pesar de recibir fondos federales.
El año pasado, el Departamento de Energía federal, durante el gobierno del entonces presidente Joe Biden, estimó que Estados Unidos necesitará 200 gigavatios adicionales de nueva capacidad nuclear para mantenerse al día de las futuras exigencias de energía, alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050 y evitar así los peores efectos del cambio climático.
En la actualidad Estados Unidos tiene genera energía nuclear por poco menos de 100 gigavatios. Se están estudiando o planeando más de 30 proyectos nucleares avanzados para que estén operando en los primeros años de la década de 2030, aseguró Nichol del Instituto de Energía Nuclear (NEI, por sus siglas en inglés), pero esos sólo suministrarían una fracción de la meta de 200 gigavatios.
El proyecto para producir un reactor modular ha atraído miles de millones de dólares en subsidios federales, garantías de préstamos y, más recientemente, créditos fiscales que Biden promulgó en ley.
Estos han sido cruciales para la industria nuclear, la cual espera que sobrevivan en el gobierno del presidente Donald Trump, del que consideran es partidario de ellos.
Retos en el suministro y competencia de las energías renovables
Estados Unidos sigue sin tener una solución a largo plazo para almacenar desechos radiactivos; los reguladores de seguridad enfrentan presión del Congreso para que aprueben diseños, y existen serias interrogantes sobre las afirmaciones de la industria de que los reactores más pequeños son eficientes, seguros y confiables, señaló Edwin Lyman, director de seguridad de energía nuclear en la Unión de Científicos Involucrados.
Además, declaró Lyman, «la probabilidad de que sean implementables y 100% confiables desde el primer momento simplemente no concuerda con la historia del desarrollo de la energía nuclear. Así que es una apuesta mucho más arriesgada».
La energía atómica también enfrenta competencia de las energías renovables.
Brendan Kochunas, profesor adjunto de ingeniería nuclear en la Universidad de Michigan, dice que los reactores avanzados podrían tener un margen de tiempo estrecho para tener éxito, dado el escrutinio regulatorio al que son sometidos y los avances en las tecnologías de almacenamiento de energía para hacer que la energía eólica y solar sean más confiables.
Esas tecnologías de almacenamiento podrían desarrollarse más rápido, reducir el costo de las energías renovables y, a la larga, tener más sentido económico que la nuclear, expresó Kochunas.
La cadena de suministro para la construcción de reactores es otra cuestión.
Estados Unidos carece de las habilidades de diseño de fabricación de concreto y acero de alta calidad necesarias para erigir una planta de energía nuclear, observó Kochunas.
Ello presenta la posibilidad de que haya mayores costos y plazos más largos, agregó. Si bien los proveedores extranjeros podrían participar, también hay que tener en cuenta el combustible.
Kathryn Huff, ex alta funcionaria del Departamento de Energía que ahora es profesora adjunta en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, dice que la capacidad de enriquecimiento de uranio en Estados Unidos y entre sus aliados necesita crecer con el fin de poder respaldar la producción de reactores.
Los primeros reactores de su tipo deben estar en funcionamiento cerca de sus fechas en que se dijo que lo estarían, indicó Huff, «de forma que cualquiera tenga fe en que se debería construir un segundo, un tercero o un cuarto».

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