Al examinar los eventos electorales más recientes en Argentina, Ecuador y Guatemala, se puede constatar que han estado marcados por el protagonismo de figuras de liderazgo distintas a las tradicionales. Asimismo, estos procesos son expresión del cuadro que se ha gestado en estas primeras décadas del siglo XXI, caracterizado por la presencia de opciones progresistas que disputan, a través del sufragio, con las tendencias de derecha.
Su presencia ha dejado de ser meramente testimonial y su influencia se extiende más allá de las victorias o derrotas electorales. El fin de la Guerra Fría abrió estas compuertas y permitió que fuerzas antes marginadas participaran plenamente en los procesos democráticos.
ECUADOR
En las elecciones de Ecuador, han surgido dos candidaturas que representan movimientos políticos no convencionales. Tanto el bloque «correísta», representado por Luisa González, como el repentino ascenso de Daniel Noboa, un empresario ajeno a la política tradicional, forman parte del proceso de reconfiguración de liderazgos que está teniendo lugar en ese país.
En este escenario electoral, la crisis de seguridad ha tenido un peso inmenso. La polarización entre los partidarios del expresidente Correa y sus detractores ha impulsado a los votantes a explorar otras alternativas. En este sentido, la irrupción de Noboa, quien encarna los intereses de las clases más acomodadas, conjuga la imagen juvenil y la del outsider. Es probable que, en esta ocasión, su figura sea asociada por los electores a la mano firme frente a la criminalidad, lo que pudiera afectar las intenciones de voto de González.
GUATEMALA
Desde el 27 de junio de 1954, cuando Jacobo Árbenz fue derrocado, la historia política de Guatemala ha estado principalmente marcada por gobiernos conservadores y militares. Ahora, en la tercera década del siglo XXI, en Guatemala surge un nuevo rostro que rompe con los moldes establecidos: el progresista Bernardo Arévalo, con el 58% de los votos. Su victoria destaca su posición como outsider y refleja el cambio en la dinámica política que abarca América Latina. Arévalo centró su discurso en la lucha contra la corrupción y reconstrucción institucional.
ARGENTINA
En Argentina, una crisis económica severa, la inflación y una gestión gubernamental cuestionable han inyectado una fuerte dosis de ansiedad y desánimo en la sociedad. Este clima se tradujo en una derrota de la centroizquierda representada en el peronismo y su candidato, Sergio Massa.
Sin embargo, lo que ha desconcertado a muchos es la aparición de una alternativa extravagante: Javier Milei. Su presencia, respaldada por estratos juveniles y populares, se caracteriza por sus posiciones extremas dentro del espectro del liberalismo económico. Su retórica llega al punto de abogar por la eliminación de programas e instituciones vitales de asistencia social. Al hacer una contabilidad de votos y sumar el respaldo de la candidata de la derecha tradicional, Patricia Bullrich, podemos observar que los votos de derecha están en torno al 60% de los sufragios emitidos.
EMPRENDIMIENTO
Ante estos resultados, han salido a relucir múltiples explicaciones de forma rápida y abundante. En primer plano, se ha señalado el desprestigio de la dirigencia política, pero también hay que considerar el enfoque sociológico de aquellos que resaltan las transformaciones del tejido social, como la expansión del trabajo informal, que han llevado al desvanecimiento de lazos y solidaridades.
Esta dinámica ha coincidido con la emergencia del paradigma de la economía del emprendimiento, basado en expectativas de mayores oportunidades en lugar de ayudas sociales, así como en el avance del capitalismo que se desenvuelve a través de plataformas digitales. Estos elementos podrían haber contribuido al surgimiento de la subjetividad del voto «libertario» de Milei.
DESEMPEÑO
Lo ocurrido en cada uno de estos casos no se explica por la idea de los ciclos, según la cual a una oleada de gobiernos de izquierda le sigue el ascenso de gobiernos de derecha o viceversa. La realidad es que existe una disputa por el poder donde confluyen intereses sociales y modelos de sociedad en un pulso constante, en el cual cada campo busca el modo de conectar con las realidades emergentes. En esta coyuntura, el éxito relacionado con este punto ha estado del lado Mileii, Noboa y Arévalo. Pero no existen escenarios definitivos ni mineralizados. Todo dependerá en el futuro del desempeño de las distintas corrientes.