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viernes, mayo 3, 2024
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Una política internacional pragmática

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Por Leopoldo Puchi

La política de Estados Unidos hacia Venezuela ha estado marcada desde 2017 por una serie de medidas que abarcan sanciones petroleras y financieras, la creación de un gobierno interino, el aislamiento diplomático, acusaciones en tribunales internacionales y el congelamiento de activos.

A lo largo de todos estos años, las justificaciones presentadas por Estados Unidos se han basado en argumentos relacionados con los derechos humanos y la promoción de la democracia. Sin embargo, las recientes declaraciones de Donald Trump durante su discurso en Carolina del Norte han revelado las motivaciones que se escondían tras estas medidas. Ha quedado al descubierto que se ha actuado con el objetivo de generar un colapso en el país y que las verdaderas intenciones detrás de estas acciones residían en intereses económicos y geopolíticos.

ESTADOS UNIDOS

Ante la revelación de que el petróleo venezolano era la verdadera motivación de la política de Trump hacia Venezuela, cabría esperar un cambio de rumbo por parte de la administración Biden. Sería lógico pensar que se tomarían medidas para revertir las sanciones y restablecer las relaciones diplomáticas. Sin embargo, hasta el momento no se han observado indicios de que se esté pensando en un viraje significativo en esa dirección, muy probablemente porque en los círculos dirigentes del partido demócrata existe el temor de que tomar una decisión de este tipo pueda tener un impacto negativo en las próximas elecciones.

UCRANIA

Ahora bien, la guerra de Ucrania y las necesidades de suministros de petróleo al mercando occidental abren una ventana para avanzar en algunos acuerdos entre Washington y Caracas. Estos acuerdos, aunque limitados en su alcance, podrían contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población.

Un informe de Restad Energía muestra que a partir de este mes habrá un déficit significativo en el mercado petrolero mundial, con un promedio de déficit de 2,4 millones de barriles. Estas circunstancias facilitarían que se imponga un clima menos tenso de relaciones entre los dos países. Por otra parte, la posición no beligerante adoptada por Venezuela en el conflicto militar que se desarrolla en Europa podría influir de manera favorable.

SUIZA

Además de los acuerdos relacionados con el sector de hidrocarburos, existe la posibilidad de ampliar las licencias para la negociación de los bonos y llegar a entendimientos de conciliación con los acreedores de Citgo. Estas medidas podrían contribuir a aliviar la situación económica de Venezuela y allanar el camino hacia una eventual normalización de las relaciones bilaterales.

Asimismo, Venezuela podría contar con una representación en Washington que le permita ejercer la defensa de Pdvsa y de la República en los tribunales estadounidenses, así como cumplir funciones consulares. Actualmente, la embajada de Suiza desempeña estas funciones en nombre de Estados Unidos, por lo que podría explorarse un esquema similar para Venezuela.

IRÁN

Después de años de declive de la producción petrolera, Venezuela ha experimentado un repunte en los últimos meses, por encima de 800 mil barriles diarios, aunque aún no ha alcanzado la meta anunciada de un millón de barriles. Este incremento de la producción ha sido posible gracias a las operaciones de Chevron y a la ayuda de Irán en términos de importación de diluyentes y reparación de refinerías.

En este momento, la Casa Blanca está incluso en conversaciones con Irán para alcanzar un acuerdo y ha ofrecido descongelar activos iraníes. El principal beneficio para Estados Unidos sería “liberar” volúmenes adicionales de combustible iraní en el mercado. También se estaría discutiendo, al igual que en el caso de Venezuela, el intercambio de prisioneros.

VENEZUELA

En el contexto actual, es conveniente para Venezuela una actitud pragmática en sus relaciones con otros países. Es fundamental mejorar los vínculos con Estados Unidos y la Unión Europea, a pesar de que todavía persista la estrategia de sanciones. Al mismo tiempo, se requiere acelerar y fortalecer las alianzas con China, Rusia, Irán y Turquía.

Esta estrategia pragmática permitiría establecer relaciones beneficiosas tanto con el campo occidental como con el emergente polo asiático. Lo importante es aprovechar las oportunidades para impulsar la recuperación económica y fortalecer la industria petrolera. Los desafíos y obstáculos deben ser abordados con un enfoque práctico para lograr resultados positivos.

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