A medida que las encuestas y los mercados de predicción mostraban que Donald Trump tenía más probabilidades de volver a la Casa Blanca, el valor del dólar empezó a subir. Cuando el resultado quedó claro, el valor se disparó.
Al día siguiente de las elecciones, el dólar registró la mayor subida de los últimos años frente a una canasta de otras divisas importantes. Y ha seguido subiendo, alcanzando un nuevo máximo anual el miércoles, mientras economistas y operadores analizaban las políticas propuestas por el presidente electo y revisaban sus previsiones para la divisa dominante en el mundo.
Esta fortaleza supone un cambio brusco tras tres meses de debilitamiento sostenido, en los que el dólar tocó su punto más bajo del año a finales de septiembre. Los movimientos bruscos del valor del dólar pueden tener un efecto desestabilizador en la economía mundial, porque la divisa estadounidense es una de las dos divisas en casi el 90 por ciento de todas las transacciones. Las materias primas esenciales, como el petróleo, suelen cotizarse en dólares.
Un dólar más fuerte hace que sea más barato para los estadounidenses comprar productos extranjeros y viajar a otros países, pero las empresas estadounidenses que exportan productos pueden perder competitividad. Fuera de Estados Unidos, el fortalecimiento del dólar aviva la inflación en los países con monedas más débiles y dificulta el pago de las deudas denominadas en dólares, lo que pesa sobre la economía mundial.
¿Por qué sigue fortaleciéndose el dólar?
La reciente subida puede parecer curiosa, porque Trump ha dicho a menudo que, por el bien de las exportaciones estadounidenses, preferiría que el dólar se debilitara. Pero la mayoría de los economistas esperan que sus planes de imponer aranceles a las importaciones y recortar impuestos, entre otras acciones, causen lo contrario.
Los operadores parecen estar de acuerdo: el índice general del dólar ha subido alrededor de un 3 por ciento desde el día de las elecciones, un gran movimiento para ese mercado en un periodo tan corto. Casi todas las divisas importantes han perdido valor frente al dólar este año, con pronunciados descensos en las últimas semanas. El yen japonés ha perdido cerca de un 9 por ciento y el peso mexicano más de un 17 por ciento frente al dólar desde principios de año.
Los beneficios de un dólar más fuerte, en términos de poder adquisitivo para los hogares y las empresas estadounidenses, se erosionan si van acompañados de un aumento de los tipos de interés y de la inflación, como ocurrió durante un periodo de fortaleza del dólar en 2022. Algunos analistas e inversores, que creen que el dólar podría fortalecerse aún más en los próximos meses, ven posible de nuevo esta combinación, que probablemente dejaría a muchos estadounidenses sintiéndose comparativamente más pobres.
Mucho depende de si las promesas de campaña del gobierno de Trump se convierten en realidad.
“Trump es el gran impulsor del dólar”, dijo Steven Englander, analista de divisas de Standard Chartered.
Los aranceles generalizados, una promesa electoral de Trump, impondrían impuestos a todos los bienes importados. Sus defensores afirman que, al encarecer las importaciones, los aranceles fomentan las alternativas nacionales.
Sin embargo, para las empresas automovilísticas que construyen o compran piezas en el extranjero o las firmas de ropa con fábricas repartidas por todo el mundo, trasladar la producción a Estados Unidos es costoso y llevaría tiempo. Por eso el efecto inmediato de los aranceles suele ser encarecer las cosas para las empresas y los consumidores, reduciendo la demanda de importaciones cotizadas en divisas, lo que tiende a hacer subir el valor del dólar.
El aumento de los precios (es decir, la aceleración de la inflación) puede incitar a la Reserva Federal a subir los tipos de interés. Y unos tipos de interés más altos atraen la inversión de inversores que buscan mayores rendimientos, lo que aumenta aún más la demanda de dólares.
Matt Bush, economista estadounidense de Guggenheim Investments, dijo que la fortaleza del dólar reflejaba el “excepcionalismo de EE.UU.” en términos de su economía más fuerte, así como el potencial de una mayor inflación.
¿Cuánto más puede subir el dólar?
Los republicanos han retenido el control de la Cámara de Representantes, lo que les da pleno control del Congreso, además de la Casa Blanca. Los analistas de JPMorgan habían pronosticado que ese resultado haría que el índice del dólar ganara otro 7 por ciento en cuestión de meses, impulsado por el debilitamiento del euro y del renminbi chino. Los analistas de Barclays prevén que el dólar llegue a valer tanto como el euro por primera vez en dos años si Trump sigue adelante con un arancel del 60 por ciento sobre las importaciones chinas y un gravamen del 10 por ciento sobre el resto de importaciones.
Podría haber lecciones del primer mandato de Trump. El dólar también saltó después de que fuera elegido en 2016, acompañado por el aumento de las acciones y el aumento de los rendimientos de los bonos, un patrón similar a las “operaciones Trump” que han surgido recientemente. El índice dólar subió más de un 5 por ciento desde el día de las elecciones hasta finales de ese año.
Pero el estancamiento político, a pesar del control republicano de la Cámara de Representantes y el Senado, llevó a un dólar que se debilitó alrededor de un 10 por ciento en 2017. Las operaciones Trump se convirtieron en las “evaporaciones Trump”.
El primer mandato de Trump comenzó en un contexto de bajo crecimiento e inflación. Los tipos de interés estaban cerca de cero y el dólar subía desde una base más baja. Esta vez hereda una economía muy diferente.
¿Qué puede frenar al dólar?
Los analistas de Société Générale no creen que el dólar pueda subir mucho más en los próximos meses, y predicen que alcanzará su máximo a finales de 2024, imitando el primer mandato de Trump.
“Mientras se mantengan intactos un crecimiento estadounidense más fuerte, unos tipos de interés estadounidenses más altos y la confianza del mundo en la situación del dólar, el dólar seguirá estando muy valorado, pero dudamos que pueda llegar a estarlo mucho más”, escriben los analistas en un reciente informe de investigación.
Un posible obstáculo para un mayor fortalecimiento del dólar: otros países pueden tomar medidas para resistirlo. Cuando Trump promulgó por primera vez los aranceles, China tomó represalias con aranceles propios, golpeando productos estadounidenses como la soya. Más recientemente, China y Japón intervinieron en los mercados para respaldar sus divisas, y se espera que vuelvan a hacerlo si el renminbi y el yen se debilitan aún más.
Algunos inversores creen que el potencial de agitación geopolítica resultante de unos aranceles agresivos puede llevar a Trump a suavizar su enfoque.
Alan McKnight, director de inversiones de Regions Bank, dijo que unos aranceles “de precisión láser” podrían resultar positivos para la economía. “Si son de base amplia, es problemático”, dijo.
Hay otras consideraciones que podrían debilitar el dólar con el tiempo.
Las políticas de Trump sobre aranceles, impuestos y gasto han aumentado la preocupación por el déficit federal, lo que se refleja en un aumento de los rendimientos de la deuda del Tesoro a largo plazo. El gobierno estadounidense depende de los inversores extranjeros para mantener su enorme carga de deuda —Japón y China poseen aproximadamente 2 billones de dólares de deuda del Tesoro estadounidense combinada— y si son reacios a prestar, esto podría reducir la demanda de activos estadounidenses, debilitando el dólar.
Las guerras en Medio Oriente y Ucrania, con efectos inciertos sobre el suministro energético y las rutas comerciales, también tienen implicaciones para el dólar, al igual que los acontecimientos potencialmente imprevistos en los mercados estadounidenses a medida que una nueva administración envalentonada toma el mando.
Muchos observadores del mercado han dicho que es demasiado difícil hacer predicciones precisas en este momento. Jerome H. Powell, presidente de la Reserva Federal, se negó a hacer comentarios sobre el impacto económico de la nueva administración, diciendo que todavía no tenía suficientes detalles para hacer un análisis.
Para Englander, de Standard Chartered, eso significa que los próximos meses podrían ser “arriesgados”.
“Hay una serie de decisiones políticas que aún deben tomarse”, dijo.