Por ASTRID SUÁREZ Associated Press
BOGOTÁ (AP) — El presidente colombiano Gustavo Petro levantó el jueves el «estado de conmoción» interior que había declarado en el noreste del país por el incremento de la violencia desatada por dos grupos armados enemigos, aunque los miles de desplazados no han logrado retornar en su totalidad.
El «estado de conmoción», declarado el 24 de enero por 90 días, otorgaba facultades extraordinarias legislativas al gobierno y la posibilidad de restringir algunos derechos, como la movilidad con toques de queda, en caso de «grave perturbación del orden público».
El gobierno podía prorrogarlo si lo consideraba necesario, sin embargo, se limitó a extender la vigencia de algunos decretos para seguir atendiendo el territorio.
«Ha empezado a desmontarse la conmoción interior a su mínimo indispensable», aseguró Petro desde X, antes Twitter, después de la publicación del decreto que levanta la medida. «La democracia siempre es solución a los problemas sociales», agregó.
La ola de violencia inició el 16 de enero en el Catatumbo, fronterizo con Venezuela, cuando la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) lanzó una incursión violenta por el control del territorio contra el «Frente 33», una de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no se acogió al acuerdo de paz firmado entre esa guerrilla y el Estado en 2016.
La gobernación de Norte de Santander, donde se ubica el Catatumbo, reportó el homicidio de al menos 94 personas desde enero y el desplazamiento de más de 56.000 pobladores.
Aunque la medida de excepción fue levantada por el presidente, la seguridad en la región del Catatumbo no se ha recobrado por completo y los desplazados no han retornado en su totalidad. También continúan enfrentamientos entre ambos grupos ilegales, así como del ejército contra ellos.
«Para los ciudadanos en el Catatumbo no está resuelta la situación, el conflicto sigue y hay muchas más operaciones en la zona que, por su naturaleza de combate, han generado más desplazamiento», aseguró a The Associated Press Elizabeth Dickinson, analista senior para Colombia del International Crisis Group.
Para la analista, sin la declaratoria de conmoción es riesgoso que el Catatumbo pierda la atención y el impulso del Estado, por lo que considera importante que el plan de ayuda urgente siga en tiempos normales.
El gobierno decidió prorrogar por 90 días 11 decretos que fueron expedidos en el marco del «estado de conmoción». Entre éstos están los que permiten que la fuerza pública adopte medidas extraordinarias, los que buscan garantizar la protección de tierras y la prevención del acaparamiento en el sector agropecuario y los que dan financiamiento y alivios crediticios para garantizar la producción de alimentos.
«Los decretos pueden ayudar, pero son simplemente un marco de acción. Lo que se necesita es la acción y los recursos para hacerlo y no es fácil», indicó a la AP Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación, que investiga el conflicto en Colombia.
La violencia en el Catatumbo no es reciente, se ha extendido por décadas al ser un territorio estratégico con cultivos de hoja de coca y corredores en una porosa frontera con Venezuela que permite a los armados esconderse, traficar y pasar contrabando.
Para Bonilla, el gobierno acertó en la declaración inicial de estado de conmoción, pero fue muy ambicioso en su propósito de resolver una situación acumulada de años en unos pocos meses, especialmente con recursos financieros limitados. Además, consideró que faltó más orientación presidencial para que el resto del Estado actuara, incluyendo la fuerza pública.
Presidente de Colombia levanta el «estado de conmoción» en el noreste tras ola de violencia
