(Marlene Piña Acosta)- Fotos: Cortesía Jacinto Oliveros).- Una presencia masiva de fieles despidió al arzobispo de Valencia, Reinaldo Del Prette Lissot, durante los actos de exequias en la Catedral de Valencia, donde los restos mortales del prelado fueron sepultados a los pies de Nuestra Señora del Socorro, en su capilla.
A los actos asistieron autoridades civiles y militares, distintos sectores representativos de la ciudad y personalidades, iniciados aproximadamente a las 10:30 de la mañana, con la misa presidida por el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de Caracas.
Acompañaron 25 obispos de Venezuela y de 170 sacerdotes y religiosos de la Arquidiócesis de Valencia y de otras partes del país, además de alumnos del Seminario Nuestra Señora del Socorro, y de los ministerios de la Catedral, quienes tuvieron a su cargo el servicio del altar.
Entre los obispos presentes estuvieron monseñor Ignazio Ceffalia, encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica; monseñor Saúl Figueroa, Obispo de Puerto Cabello y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Valencia, y monseñor Raúl Biord, Obispo de la Guaira y Secretario General de la Conferencia Episcopal Venezolana, así como de la Iglesia Oriental y Ortodoxa.
Momentos de profunda tristeza y lágrimas se vivieron en los actos de exequias del prelado, quien permaneció en capilla ardiente durante tres días, tras fallecer este lunes 21 de noviembre.
En el inicio de la eucaristía se leyó la nota de condolencias del Papa Francisco, firmada por Pietro Parolín, secretario de Estado de la Santa Sede.
Los actos contaron con un buen protocolo, ceñido a lo que establecen las normas cuando se trata de un obispo en este caso arzobispo de Valencia, el cual estuvo coordinado por Antonio Perales.
Del lado derecho del Altar Mayor, cerca del féretro, estuvieron ubicados los hermanos del prelado valenciano Rosario, Henry y Alberto, así como familiares, mientras que en los bancos centrales, de un lado estuvieron en primera fila el gobernador del estado Carabobo, Rafael Lacava; la Primera Dama, Nancy de Lacava y Marina Giménez de Bencomo, presidenta de la Cofradía Nuestra Señora del Socorro. Del otro lado también en primera fila el alcalde de Valencia, Julio Fuenmayor junto a miembros de su gabinete; la rectora de la UC, Jessy Divo de Romero; y el alcalde de San Diego, León Jurado Laurentín. También asistieron los exalcaldes Enzo Scarano y Rosa de Scarano.
El cardenal Baltazar Porras inició la homilía destacando los sentimientos que invaden por la partida física de monseñor Del Prette.
“Sentimientos encontrados, de dolor y pena por la muerte de un ser querido y admirado por una parte y, de agradecimiento profundo por haberse compenetrado con su pueblo, se unen en estos momentos en los que dan la despedida a sus restos mortales”.
“Nos consuela la fe que nos abre la puerta de la vida eterna y la convicción de la promesa hecha esperanza que como bautizados nos hace exclamar como Job: “ojalá que mis palabras se grabaran en láminas de bronce, porque yo sé bien que mi defensor está vivo, me revestiré de mi piel y con mi carne veré a mi Dios. Esta es la firme esperanza que tengo”.
“¿Qué nos une en estos momentos a estar presentes ante los despojos mortales de monseñor Reinaldo? Bien caben las preguntas de Jesús a los que acudían a ver y oír a Juan el Bautista: ¿Acaso una voz que clama en el desierto, una caña sacudida por el viento, un hombre vestido con ropas finas? No, un profeta y más que un profeta, es un enviado como mensajero delante de ti que prepara el camino del Señor (cfr. Mt. 11, 7). Sí, es lo que venimos a celebrar en esta eucaristía exequial. El vivo testimonio de alguien que, desde su fe, dio su vida por su pueblo”.
Recordó que monseñor Del Prette era valenciano de pura cepa, “aquí vio la luz de día, recibió el suave aroma y dio los primeros pasos en un ámbito familiar que le inculcó valores humanos y fe profunda. Todos los sacramentos, desde el bautismo hasta el orden episcopal le fueron conferidos en esta ciudad. Y desde aquí, derramó la abundancia de los dones recibidos con largueza y generosidad. Se convirtió en pastor, y la bondad y misericordia del Señor lo acompañaron todos los días de su vida por años sin término (Salmo 22)”.
Al final de la eucaristía hubo palabras de monseñor José Jiménez, Vicario General de la Arquidiócesis de Valencia, quien rindió un homenaje agradecido en el último adiós terrenal a quien fuera el pastor y guía como arzobispo por más de 15 años.
“Años serenos, fructíferos, fraternos y de amistad. Creo interpretar como ha dicho al inicio de su homilía el cardenal los sentimientos encontrados, por un lado de tristeza, asombro, dolor, y por el otro gratitud, admiración, consuelo y respeto. Sentimientos que nos embargan a todos y en cada uno de los que nos encontramos ante el cuerpo mortal de nuestro pastor y hermano Renaldo”.
“¡Madre del Socorro! dentro de poco dejaremos el cuerpo de Reinaldo, nuestro arzobispo, a tus pies de Madre, junto a los restos de su padre y mentor el primer arzobispo monseñor Luis Eduardo Henríquez. ¡Madre!, Reinaldo te amó en esta vida con un amor especial”, recalcó.
“A este pequeño rebaño de tu hijo no lo dejes, socorrenos siempre. Sé para nosotros vida, dulzura y esperanza. Sigue velando por esta Iglesia valenciana que te ama como Reinaldo te amó”.
Agradeció a todos los que acompañaron en los años de su sacerdocio y ministerio episcopal, especialmente en la última etapa de su vida sacrificada y ofrecida a Dios con generosidad.
Monseñor Jiménez tuvo palabras de agradecimiento a los sacerdotes, a las comunidades eclesiales, cofradías, “Gracias por sus oraciones y súplicas constantes por tu recuperación”.
Hizo especial mención a la familia de monseñor Del Prette, especialmente a su hermana Rosario, “estuvo contigo como María con Jesús a los pies de la cruz”.
Concluida la eucaristía, el féretro fue sacado en procesión por los alrededores de la plaza Bolívar, llevado en hombros en principio por sacerdotes, en medio de repique de campanas, y luego ingresó al templo, donde los fieles que permanecieron en su interior dieron un gran aplauso cuando el ataúd era dirigido a la capilla.
Solo los familiares directos tuvieron acceso a la capilla, así como como los obispos, por limitaciones de espacio, pero el acto del sepelio fue trasmitido por el circuito de cámara de la Catedral. Una vez concluida la ceremonia, recibió honores militares con un toque de diana y en las afueras de la Catedral un homenaje con salva de fusilería.
La misa tuvo una parte musical a cargo de un ensamble compuesto por el Coro Arquidiócesano con los solistas Greylis Bracho, William Alvarado y Ana Carolina Hernández, y la participación de la Orquesta Sinfónica de Carabobo, bajo la dirección de los maestros Ana Virginia Oviedo Arpaia y José Carmelo Calabrese, que presentó un repertorio, el cual cerró con el Himno de la Virgen del Socorro, una vez cumplido el acto del sepelio del prelado valenciano.