El expresidente Donald Trump ha pasado gran parte de la campaña presidencial ideando formas nuevas, y a veces no probadas, de reducir los impuestos. En la recta final de las elecciones, planteó la posibilidad de ir aún más lejos: eliminar por completo los impuestos sobre la renta.
El lunes, durante un segmento de Fox News, Trump respondió a preguntas en una barbería del Bronx. Cuando le preguntaron si Estados Unidos podría acabar con todos los impuestos federales, Trump dijo que el país podría volver a las políticas económicas de finales del siglo XIX, cuando no existía el impuesto federal sobre la renta.
“Todo eran aranceles, no había impuesto sobre la renta”, dijo Trump. “Ahora tenemos impuestos sobre la renta, y tenemos gente que se está muriendo. Pagan impuestos y no tienen dinero para pagarlos”
En junio, Trump planteó la idea de sustituir los ingresos federales procedentes del impuesto sobre la renta por dinero procedente de los aranceles. Trump no ha dado detalles concretos de cómo funcionaría, y no está claro si quiere eliminar todos los impuestos federales, incluidos los impuestos sobre la renta de las empresas y los impuestos sobre las nóminas, o solo acabar con el impuesto sobre la renta de las personas físicas.
En cualquier caso, expertos liberales y conservadores han tachado su idea de matemáticamente imposible y económicamente destructiva. Aunque los republicanos controlen el Congreso, es poco probable que los legisladores desmantelen el sistema del impuesto sobre la renta. Sin embargo, la combinación de Trump de recortes fiscales y aumentos arancelarios ha sido fundamental en su discurso político.
“Hay una manera, si sale lo que estoy planeando”, dijo Trump sobre acabar con los impuestos sobre la renta.
Sustituir los impuestos sobre la renta por aranceles revertiría la progresividad del sistema fiscal en Estados Unidos. En general, los impuestos sobre la renta son progresivos, lo que significa que los estadounidenses con más ingresos pagan una tarifa de impuestos más alta. Los aranceles, que gravan los productos importados a Estados Unidos, son regresivos. Elevan los precios de los artículos importados, como la ropa y los comestibles, y suponen una carga mayor para los estadounidenses con ingresos más bajos, que gastan un porcentaje mayor de sus ingresos en esos bienes.
Trump ha negado que los estadounidenses paguen el costo de los aranceles. Argumenta que las empresas extranjeras asumen el costo de los aranceles sobre los productos que envían a Estados Unidos. Los economistas refutan en gran medida ese argumento: las empresas suelen transferir esos costos más elevados a los consumidores subiendo los precios.
¿Por qué Estados Unidos tiene impuestos sobre la renta?
Estados Unidos estableció impuestos sobre la renta para lograr dos objetivos principales: aumentar los impuestos a los ricos y pagar un gobierno federal más grande.
El país tuvo brevemente un impuesto sobre la renta durante la Guerra Civil, pero no fue hasta el periodo histórico favorito de Trump —finales del siglo XIX— cuando la idea volvió a ganar terreno. Los aranceles financiaban en gran medida al gobierno federal, pero los demócratas de aquella época querían recaudar más dinero de los ricos cobrando un impuesto sobre la renta.
A finales del siglo XIX, los demócratas, liderados por William Jennings Bryan, atacaron los aranceles como una carga para los estadounidenses pobres. Los republicanos apoyaban los aranceles como forma de proteger la industria estadounidense de la competencia extranjera.
“Existía una preocupación real por la desigualdad, al igual que hoy, ya que había grandes disparidades de riqueza y pobreza en la Edad Dorada, por lo que sus defensores consideraban el impuesto sobre la renta como un nivelador necesario”, dijo Steven R. Weisman, autor de un libro sobre la historia del impuesto sobre la renta en Estados Unidos.
De hecho, la creación de un impuesto federal sobre la renta fue un proceso complicado, que requirió la ratificación de la Décimo Sexta Enmienda en 1913. Al principio, se dirigía estrictamente a las personas y empresas ricas, pero luchar en dos guerras mundiales y crear programas como el de Seguridad Social resultaba caro. Los legisladores estadounidenses recurrieron a los impuestos sobre la renta para pagar esas prioridades.
“Se convirtió en un impuesto sobre la renta de masas por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial”, dijo W. Elliot Brownlee, historiador de la política fiscal de la Universidad de California en Santa Bárbara.
Los aranceles disminuyeron como fuente de ingresos federales mientras se ampliaban los impuestos sobre la renta. En la actualidad, los aranceles solo representan el 2 por ciento de los ingresos federales, mientras que los impuestos sobre la renta y las nóminas suponen alrededor del 94 por ciento. En general, el sistema fiscal es progresivo: en 2020, el 20 por ciento de los que más ganan en Estados Unidos pagaron alrededor del 80 por ciento de todos los impuestos federales, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
¿La alternativa de Trump? Los aranceles.
Trump no ha propuesto formalmente acabar con el sistema del impuesto sobre la renta en Estados Unidos. En lugar de ello, ha ofrecido recortes fiscales tras recortes fiscales durante la campaña electoral, argumentando que podría cubrir su costo aumentando drásticamente los aranceles sobre las importaciones.
Varias de las ideas de Trump equivalen a exenciones fiscales generales para determinados tipos de ingresos, como las propinas, el pago de horas extras o las prestaciones de Seguridad Social. Durante una entrevista en un podcast la semana pasada, Trump dijo que consideraría la posibilidad de permitir que los agentes de policía, los bomberos y los miembros del servicio militar no paguen impuestos.
Cualquier cambio en el código fiscal que permita eximir del pago de impuestos a determinados trabajadores o tipos de ingresos podría inducir a la gente a intentar clasificar más de sus ingresos como propinas u horas extras, lo que haría que los recortes resultaran potencialmente muy caros.
El objetivo de Trump de imponer aranceles a todas las importaciones en Estados Unidos podría recaudar mucho dinero para el gobierno federal, pero, por mucho, no sería suficiente para sustituir a los impuestos sobre la renta. Estados Unidos importa anualmente bienes por valor de unos 3 billones de dólares, mientras que el país recaudó el año fiscal pasado unos 4,2 billones de dólares en impuestos sobre la renta y las nóminas.
En conjunto, su programa elevaría los impuestos de los estadounidenses de bajos ingresos, proporcionaría una exención fiscal a los más ricos y aumentaría drásticamente el déficit, según un análisis del Institute on Taxation and Economic Policy, un grupo de reflexión liberal.
Un problema para aumentar los ingresos arancelarios es que gravar las importaciones tiende a reducir el volumen del comercio y, por tanto, los ingresos recaudados por aranceles. Elevar los tipos arancelarios lo suficiente como para intentar sustituir los impuestos sobre la renta podría acabar con el comercio con Estados Unidos, dijo Wendy Edelberg, ex economista jefe de la Oficina de Presupuesto del Congreso.
“Vas a mandar los bienes importados a cero, y entonces no vas a tener ingresos fiscales”, dijo Edelberg.
Unos aranceles elevados podrían incitar a los socios comerciales extranjeros a tomar represalias con aranceles propios, reduciendo las exportaciones estadounidenses y frenando el crecimiento económico. Trump tiene experiencia con este fenómeno: cuando era presidente, tuvo que rescatar a los agricultores estadounidenses cuyas exportaciones a China se desplomaron durante una prolongada guerra comercial.
La posibilidad de que se produjera un desenlace así contribuyó a que William McKinley, el presidente 25, republicano, cuyo apoyo a los aranceles Trump celebra a menudo, moderara finalmente su postura sobre los aranceles. Para ayudar a los exportadores estadounidenses, McKinley había empezado a apoyar la posibilidad de reducir los aranceles en Estados Unidos a cambio de que otros países hicieran lo mismo, antes de ser asesinado en 1901.
“Esbozó esto y sonaba como un partidario del libre comercio, lo cual era bastante notable”, dijo Robert Merry, quien escribió un libro sobre McKinley.