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Venezuela, entre el pragmatismo MAGA y la revancha: Leopoldo Pucci

Venezuela, entre el pragmatismo MAGA y la revancha Por: Leopoldo Puchi

En general, los países de América Latina están cambiando de rumbo y han
comenzado, poco a poco, a dejar atrás la época en la que la mayoría de sus
decisiones estaban marcadas por la cercanía y la dependencia de Estados
Unidos. Hoy, en un mundo que ya no gira en torno a un solo centro de poder,
los gobiernos de la región empiezan a replantearse sus relaciones en la escena
internacional.
Un artículo reciente de IPS Journal, titulado "LAC: A Region Redefined",
sostiene que la política exterior de Donald Trump no ha fortalecido la posición
de Estados Unidos en la región y, más bien, la ha debilitado. Su política
agresiva, centrada en el lema “América Primero”, ha dado prioridad a los
intereses particulares por encima de la cooperación multilateral, lo que ha
generado un distanciamiento que está siendo aprovechado por otros actores.

PRAGMATISMO

En este contexto, cada vez más países buscan diversificar sus relaciones y
abrir nuevos canales de cooperación. Algunos lo hacen de forma más decidida,
otros con cautela, pero en general se intenta dejar de depender de un solo
socio. Más allá de lo coyuntural, hay una tendencia a ampliar el margen de
maniobra para actuar en función de los propios intereses.
Esta dinámica podría definirse como una multipolaridad pragmática, es decir,
un escenario donde cada nación se relaciona con distintos actores de forma
más flexible.

CHINA-CELAC

Este viraje se expresa en acciones concretas, como el Foro China-Celac
celebrado en Pekín, donde Colombia anunció su adhesión a la Ruta de la Seda
y coincidieron mandatarios de Brasil y Chile, en una señal del interés regional
por diversificar alianzas. Según el artículo de IPS Journal, América Latina
avanza en acuerdos con actores como China, la Unión Europea, India, el
sureste asiático y las economías árabes del Golfo para reducir su dependencia
de EEUU. También se han fortalecido los vínculos Sur-Sur, se exploran
monedas alternativas al dólar en el marco de los Brics y crecen las inversiones
chinas en sectores como la minería, infraestructura y telecomunicaciones.

VENEZUELA

En la misma línea, Venezuela ha estrechado sus vínculos con Rusia y China,
como lo muestra la presencia en los actos de conmemoración del 80º
aniversario de la victoria de la Segunda Guerra Mundial, el encuentro de
Nicolás Maduro con Vladimir Putin, la firma del tratado de asociación
estratégica con Rusia y la reunión bilateral en Moscú de las delegaciones de
Venezuela y China encabezadas por Nicolas Maduro y Xi Jinping. En ese
encuentro, el mandatario chino expresó su disposición a fortalecer la
“cooperación práctica”.

¿QUÉ IMPIDE?

En el caso venezolano, este proceso de apertura hacia nuevas alianzas se ha
profundizado en la medida en que las sanciones han obligado al país a
contrarrestar el aislamiento económico impuesto por Washington.
Sin embargo, está en el interés nacional desarrollar acuerdos múltiples que
incluyan tanto a Rusia y China como a Estados Unidos, ya que la
multipolaridad no necesariamente implica bloques cerrados. En un escenario
ideal, Venezuela y Estados Unidos podrían firmar acuerdos de cooperación
petrolera sin contradecir otras alianzas. La pregunta es: ¿qué impide avanzar
en esa dirección actualmente?

ACUERDO LÓGICO

En un sentido estricto, la idea pragmática de América Primero, con una óptica
menos intervencionista y orientada a ganancias económicas, debería facilitar
un acuerdo petrolero con Venezuela basado en intereses mutuos. Las
inmensas reservas venezolanas, su proximidad geográfica y la compatibilidad
con refinerías estadounidenses hacen de ese acuerdo algo lógico.
Así lo ha señalado Laura Loomer, una activista MAGA y figura representativa
del “sentido común trumpista” de América Primero, conocida por su lealtad a
Trump. Loomer dice que la decisión de Trump de forzar la salida de Chevron de
Venezuela es un error estratégico que amenaza la seguridad energética de
EEUU y beneficia a China.

¿REVANCHA?

Marco Rubio representa la visión neoconservadora del Partido Republicano,
distinta del movimiento MAGA. Tiene una visión intervencionista, heredada de
la Guerra Fría y cree que aún se está luchando contra el comunismo, En
cambio, Donald Trump tiene una posición más pragmática, menos
condicionada por ese marco ideológico.

Ahora bien, es sabido que Rubio suele acomodarse con lo que diga Trump,
incluso cuando no está de acuerdo, como en el caso de Ucrania. Lo hace
porque quiere mantenerse en su cargo y posicionarse como una figura válida
dentro del trumpismo para no quedar fuera de juego en la próxima contienda
presidencial.

En todo caso, las decisiones de un gobierno de Trump las toma Trump.
Entonces, ¿cómo se explicaría que Trump adopte una política hacia Venezuela
que contradiga su propia visión MAGA? Difícilmente sería solo por la presión
de Rubio.

Si finalmente Trump no llega a un acuerdo y retira a Chevron de Venezuela,
quizás la explicación de esta conducta resida en una suerte de deseo de
revancha, ya que Venezuela fue una derrota simbólica durante su primer
mandato, y ahora podría querer aliviar su orgullo herido. Ya se ha visto en la
historia que, en política exterior, a veces la lógica se subordina al ego.

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