Por: Jesús Santander
En un contexto global donde los desafíos son constantes y las adversidades parecen multiplicarse, la figura del Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, se erige como un símbolo de resistencia y dignidad. A pesar de las agresiones externas provenientes del imperialismo norteamericano y sus aliados, Maduro ha sabido mantenerse firme al lado de un pueblo resiliente que, con valentía y determinación, ha enfrentado el bloqueo y la guerra económica criminal impuesta por quienes buscan desestabilizar nuestra nación.
La historia reciente de Venezuela no ha sido sencilla. Hemos atravesado épocas de sacrificio y sufrimiento, pero también hemos encontrado oportunidades para la recuperación económica. Gracias al liderazgo del Presidente Maduro y al trabajo incansable de su equipo económico, encabezado por la Vicepresidenta Delcy Rodríguez, hemos logrado avanzar hacia un modelo de desarrollo que prioriza lo nacional. Hoy, más del 90 por ciento de lo que consumimos es producido en nuestras tierras, un logro que no solo habla de nuestra capacidad productiva, sino también de nuestra voluntad de construir un país soberano.
Este crecimiento no es solo una cifra; es el reflejo de un pueblo que se niega a rendirse y que ha decidido tomar las riendas de su destino. Las bases sentadas en este periodo son el impulso necesario para las siete transformaciones del Plan de la Patria 2025-2031, un proyecto ambicioso que busca consolidar un futuro próspero y sostenible para todos los venezolanos.
El respeto que Venezuela ha ganado en el ámbito internacional no es casualidad. Se ha forjado a través de la lucha constante por nuestra autodeterminación y la defensa de nuestros derechos como nación. La comunidad internacional observa cómo, a pesar de las adversidades, el país ha sabido mantener su rumbo y avanzar con determinación hacia la construcción de un modelo alternativo al neoliberalismo que ha fracasado en tantas partes del mundo.
Es momento de reconocer que Venezuela, bajo el liderazgo de Nicolás Maduro, no solo resiste; también se transforma y se fortalece. La historia nos enseña que los pueblos que luchan por su libertad y dignidad siempre encontrarán el camino hacia el respeto y la admiración global. Así, Venezuela sigue siendo un faro de esperanza en un mundo que necesita más que nunca ejemplos de valentía y compromiso con la justicia social.
El camino no ha sido fácil, pero la voluntad del pueblo venezolano y su liderazgo han demostrado que con unidad y esfuerzo se puede superar cualquier obstáculo. Venezuela con Maduro se respeta en el mundo, y esa es una verdad que debemos seguir defendiendo con orgullo y determinación.
Para llevar a cabo el Plan de las 7 transformaciones, hoy Ley de la República como Plan de la Patria 2025-2031, es fundamental que cada comuna y circuito comunal se conviertan en los verdaderos motores de este proceso. Desde las Salas de Gobierno Comunal, en los más de 5300 Circuitos Comunales, debemos articular un modelo de gestión que empodere a las comunidades, permitiendo que sean los propios habitantes quienes identifiquen sus necesidades y propongan soluciones. Esto no solo fortalecerá el sentido de pertenencia y responsabilidad, sino que también garantizará que los recursos sean utilizados de manera eficiente y transparente, directamente en beneficio de quienes habitan el territorio.
El desarrollo de la producción local es clave para transformar nuestras comunas en emporios de crecimiento. Fomentar la agricultura urbana (Caso Ciudades) agricultura tradicional (caso Campos), la producción artesanal y la industrialización a pequeña escala son pasos esenciales para generar empleo y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Al implementar programas de formación y capacitación, así como facilitar el acceso a insumos y tecnología, podemos convertir nuestras comunidades en centros productivos que no solo satisfagan sus propias necesidades, sino que también contribuyan al abastecimiento del país. Este enfoque permitirá que los barrios se fortalezcan desde adentro, creando un tejido social sólido que impulse el desarrollo económico.
Asimismo, es crucial atraer inversionistas nacionales e internacionales hacia nuestras comunas. Para ello, debemos promover un ambiente propicio para la inversión, donde se garantice la seguridad jurídica y se ofrezcan incentivos claros para quienes deseen contribuir al crecimiento local. La colaboración entre el sector público y privado será fundamental para crear alianzas estratégicas que potencien la producción comunal. De esta manera, no solo estaremos generando riqueza en nuestras comunidades, sino también posicionando a Venezuela como un referente en el desarrollo sostenible y la innovación social. Con un enfoque claro en el poder comunal, podemos construir un futuro donde cada comuna sea un pilar del progreso nacional.
Nosotros venceremos
@jesussantanderL