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Por DÉBORA REY undefined
NANTERRE, Francia (AP) — No hace mucho, Macarena Ceballos pensó que jamás se arrojaría a una piscina de los Juegos Olímpicos.
Su carrera tenía varios tildes, entre Juegos Panamericanos y Sudamericanos y mundiales de natación, pero nunca el gran escenario.
Un ángel tatuado en el hombro izquierdo operado la empujó a no resignarse y, cerca de cumplir los 30 años, la nadadora argentina competirá en semifinales de los 100 metros pecho de La Defense Arena, un logro que su país no conseguía desde hace dos décadas.
“Es un momento histórico para la natación argentina”, tituló Ceballos, que estudia periodismo deportivo, sobre su clasificación con un tiempo de un minuto, seis segundos y 89 milésimas.
La última que había llegado a esa instancia fue Georgina Bardach en Atenas 2004, donde se colgó la medalla de bronce en los 400 metros combinados.
Ceballos puede considerarse una veterana de la natación, con un largo recorrido y varias medallas en torneos continentales. Pero nunca alcanzaba la marca necesaria para llegar a los Juegos Olímpicos.
Esa meta se alejó todavía más en 2019, cuando una lesión en la articulación del hombro izquierdo, que en un principio prefirió no operarse, afectó seriamente su competitividad. Finalmente, fue al quirófano en 2021.
“Fue la mejor decisión. Desde ahí cambié yo, cambió mi cabeza. Si bien tengo 29, me siento de 18”, contó en la zona mixta tras competir.
En 2023 consiguió la anhelada marca olímpica en el Mundial de Fukuoka, Japón.
Más allá del trabajo de su equipo, Ceballos atribuyó el salto en su rendimiento a su mamá Liliana, fallecida cuando tenía 12 años. A ella está dedicado el tatuaje con la palabra Ángel en el mismo hombro lesionado.
“El ángel que lo cuidaba era mi mamá Liliana. Es mi ángel, que me protege”, se emocionó.
Si bien Ceballos se clasificó última entre las 16 semifinalistas, cree que puede mejorar el tiempo y meterse en la final.
“Estamos todas ahí, ninguna se cortó. A la tarde va a ser igual”, pronosticó.