Iker Seisdedos
Lorena Arroyo
El País
El expresidente de Estados Unidos Donald Trump se ha presentado este martes ante un tribunal federal de Miami para escuchar los 37 cargos de los que se le acusa por el escándalo de los papeles de Mar-a-Lago: 31 de ellos, por retención intencionada de información de defensa nacional contenida en otros tantos documentos; tres, por guardarse y ocultar papeles a las investigaciones federales; dos, por falsedad; y el último, por conspiración para obstruir a la justicia con uno de sus empleados.
Es la primera vez que un expresidente se enfrenta a delitos federales; siete, en este caso. Tras llegar a los juzgados con 70 minutos de antelación sobre la hora prevista para su comparecencia, el magnate fue puesto bajo arresto. Después le leyeron los cargos y, a través de su abogado, se declaró inocente. Se trata de la segunda citación ante un juez que el exmandatario republicano afronta en poco más de dos meses. La primera fue a principios de abril en Nueva York por el pago secreto de 130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels a cambio de su silencio sobre una relación extramatrimonial.
Trump despega hacia Nueva Jersey
El expresidente republicano llegó el lunes a mediodía a la zona de Miami, porque estaba citado ante un juez federal; está acusado de 37 cargos en el caso de los papeles de Mar-a-Lago. Lo hizo en su avión privado. Por ese mismo medio dejó la ciudad pasadas las 17.30 de este martes. Vuela rumbo a su casa con campo de golf en Bedminster (Nueva Jersey).
Tenía un evento para recaudar dinero para su campaña. Lo ha convertido en una comparecencia ante la prensa para comentar sus últimos percances judiciales. El acto será al aire libre, a las 20.15. Se espera un largo y amargo discurso, marca de la casa.
El momento en que un manifestante se lanza contra la caravana de Trump
Al final de la jornada, los simpatizantes de Trump, que habían celebrado ruidosamente su llegada al juzgado a eso de las 13:50, lo despidieron, pasadas las tres, con fervor religioso y gritos de “U-S-A, U-S-A!”. Entonces, un tipo con un disfraz de preso que llevaba cartel que decía “Lock him up!” (“¡Enciérrenlo!”) se zafó del cordón policial y se tiró contra el blindado negro que llevaba al expresidente en su interior.
Los agentes tuvieron que sacarlo de allí para evitar que la turba la emprendiera con él. Después, poco a poco el circo fue levantando sus carpas y el centro de la ciudad empezó lentamente a recobrar la calma después de la tormenta de Trump.
Del juzgado al restaurante Versailles: una parada para seguir con la campaña
Donald Trump no pierde el tiempo. Tras salir de la corte federal de Miami donde se ha declarado inocente de los 37 cargos de los que se le acusa por los papeles de Mar-a-Lago, el expresidente ha puesto rumbo al Versailles, en la Pequeña Habana, el restaurante mítico del exilio cubano que es parada obligatoria para cualquier político republicano que quiera hacer campaña en la ciudad del sur de Florida.
En el restaurante, Trump ha saludado animadamente a las decenas de seguidores que lo esperaban, se ha tomado fotos con ellos y en un momento ha llegado a decir: “¡Comida para todos!”.
Además, en unas breves declaraciones a la prensa ha lamentando que Estados Unidos es “un país en decadencia como nunca antes”. “Tenemos un país corrupto, un país que no tiene fronteras, un país que solo tiene problemas”, ha dicho, incidiendo en la idea que maneja con todos los casos en su contra: que se está usando la justicia de manera política en su contra para sacarlo de la carrera a la Casa Blanca.
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