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Por DÁNICA COTO Associated Press
SAN JUAN (AP) — La tormenta tropical Ernesto se convirtió en huracán el miércoles, arrojando torrenciales aguaceros sobre Puerto Rico y dejando a casi la mitad de todos los clientes en el territorio estadounidense sin luz a medida que amenazaba con fortalecerse rumbo a Bermudas.
La tormenta estaba a unos 280 kilómetros (175 millas) al noroeste de San Juan, Puerto Rico, y se movía sobre mar abierto. Tenía vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora (75 millas por hora) y se dirigía hacia el noroeste a 26 km/h (16 mph).
“El pronóstico oficial todavía refleja la posibilidad de que Ernesto se convierta en un huracán mayor en unas 48 horas”, dijo el Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami, el miércoles en la mañana.
Puerto Rico, Vieques, Culebra y las Islas Vírgenes británicas y estadounidenses estaban bajo alerta por tormenta tropical.
“Sé que fue una larga noche escuchando al viento aullar”, dijo el gobernador de las Islas Vírgenes estadounidenses, Albert Bryan Jr., en conferencia de prensa.
Se reportaron apagones en las islas de St. John y St. Croix, y por lo menos seis torres de telefonía celular quedaron inservibles, dijo Daryl Jaschen, director de gestión de emergencias de las Islas Vírgenes estadounidenses.
Añadió que los aeropuertos de St. Croix y St. Thomas deberían reabrir al mediodía.
Las escuelas y las dependencias públicas, sin embargo, seguían cerradas en las Islas Vírgenes estadounidenses y en Puerto Rico, donde se reportaron inundaciones en varias áreas que obligaron a las autoridades a cerrar vías, algunas de las cuales estaban cubiertas de troncos caídos. Más de 140 vuelos desde y hacia Puerto Rico fueron cancelados.
“Mucha lluvia, mucha lluvia”, dijo en entrevista telefónica Edilberto Junito Romero, alcalde de Culebra. “Tenemos árboles que se han caído en las vías públicas, hay unos techos que se han ido”.
Ante la lluvia implacable, las autoridades abrieron una de las mayores represas de Puerto Rico y evacuaron algunos residentes del pueblo costero norteño de Toa Baja, hacia donde corrían torrentes de agua marrón.
Se prevé que Ernesto avance por aguas abiertas el resto de la semana y alcance su posición más cercana a Bermudas el viernes y el sábado. Se esperaba que se convirtiera en una fuerte tormenta de categoría 3 en los próximos días y luego en una más débil categoría 2 a medida que se acerque a Bermudas.
“Los residentes deben prepararse ahora antes de que empeoren las condiciones”, dijo el ministro de seguridad nacional de Bermudas, Michael Weeks. “No es ahora el momento de ser complacientes”.
Los meteorólogos advirtieron sobre fuertes oleajes a lo largo de la costa este de Estados Unidos.
“Eso quiere decir que quien quiera que vaya a la playa, aun si el clima está lindo y bello, podría ser peligroso … debido a las fuertes corrientes”, dijo Robbie Berg, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes.
Había un pronóstico de entre 10 y 15 centímetros (de 4 a 6 pulgadas) de lluvia en las Islas Vírgenes británicas y estadounidenses, y de 15 a 20 cm (6 a 8 pulgadas) para Puerto Rico, con hasta 25 cm (10 pulgadas) en áreas aisladas.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA, por sus siglas en inglés) advirtió el martes por la noche a la población de Puerto Rico y de las Islas Vírgenes estadounidenses que se preparasen para “apagones prolongados”.
Más de 700.000 clientes seguían sin luz en Puerto Rico, y 23 hospitales están operando con generadores, dijo el miércoles el gobernador Pedro Pierluisi. Añadió que trabajadores están evaluando los daños y que era demasiado pronto como para saber cuándo sería restablecida la electricidad.
“Estamos tratando de levantar el sistema lo más pronto que podamos”, dijo Juan Saca, presidente de Luma Energy, la empresa que se encarga de la transmisión y distribución de energía en Puerto Rico.
Anteriormente la empresa había dicho que su prioridad era restablecer el servicio en hospitales, la empresa de agua potable y alcantarillado de la isla y otros servicios esenciales. Unos 235.000 estaban sin agua a consecuencia de la pérdida de electricidad, dijo Pierluisi.
La red eléctrica puertorriqueña aún está en reconstrucción después de que el huracán María azotó la isla en septiembre de 2017 con fuerza de categoría 4.
“Es simplemente frustrante que tantos años después, seguimos viendo como algo como una tormenta causa apagones tan amplios en Puerto Rico, particularmente dados los riesgos que estos apagones pueden causar para la población vulnerable en Puerto Rico”, dijo Charlotte Gossett Navarro, directora en Puerto Rico de la Federación Hispana.
No todo el mundo puede permitirse generadores en la isla de 3,2 millones de personas, que tiene una tasa de pobreza de más del 40%.
“Ya la gente se preparó con velas”, dijo Lucía Rodríguez, vendedora callejera de 31 años.
Los sistemas de energía solar en los techos son escasos, pero van aumentando en Puerto Rico, donde los combustibles fósiles generan un 94% de la electricidad de la isla. Cuando golpeó María, había 8.000 unidades de energía solar en techos, comparado más de 117.000 actualmente, según el Instituto de Economía de Energía y Análisis Financiero.
Pierluisi anunció el martes por la noche que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había aprobado su petición de utilizar fondos de emergencia de la FEMA como resultado de la tormenta tropical.
Ernesto es la quinta tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico de este año. Desde 1966, solo otros cuatro años han tenido tres o más huracanes en el Atlántico para mediados de agosto, según Philip Klotzbach, investigador de huracanes de la Universidad Estatal de Colorado.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés) pronostica una temporada de huracanes en el Atlántico superior a la media para este año debido a temperaturas récord en el océano. Pronostica entre 17 y 25 tormentas con nombre, y de cuatro a siete huracanes de categoría 3 o superior.
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Contribuyeron a esta nota los periodistas de The Associated Press, Julie Walker, en Nueva York y Gabriela Aoun en San Diego.