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Por SEUNG MIN KIM Associated Press
WASHINGTON (AP) — La vicepresidenta Kamala Harris, hija de migrantes que ascendió en el escalafón político y policial de California hasta convertirse en la primera mujer en ocupar la vicepresidencia en la historia de Estados Unidos, está a punto de conseguir el lunes la nominación presidencial demócrata.
Más de cuatro años después de que fracasara su primer intento de llegar a la presidencia, la coronación de Harris como abanderada de su partido pondrá fin a un período tumultuoso y frenético para los demócratas, provocado por la desastrosa actuación del presidente Joe Biden en el debate presidencial de junio, que acabó con la confianza de sus propios partidarios en sus perspectivas de reelección y desató una extraordinaria guerra dentro del partido sobre si debía seguir en la contienda.
Tan pronto como Biden puso fin abruptamente a su candidatura, Harris y su equipo trabajaron rápidamente para asegurarse el apoyo de los 1.976 delegados del partido necesarios para conseguir la candidatura en una votación nominal formal. La encuesta realizada por The Associated Press entre los delegados de todo el país muestra que Harris consiguió los compromisos necesarios tan sólo 32 horas después del anuncio de Biden.
La nominación de Harris se hará oficial después de que concluya el lunes por la noche una ronda de cinco días de votaciones por internet entre los delegados de la Convención Nacional Demócrata y el partido anuncie los resultados. El partido había contemplado durante mucho tiempo la votación virtual anticipada para garantizar que Biden apareciera en la papeleta en todos los estados.
Una encuesta de la AP y el Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos realizada tras el retiro de Biden de la contienda encontró que el 46% de los estadounidenses tienen una opinión favorable de Harris, mientras que una porción casi idéntica tiene una opinión desfavorable de ella. Pero más demócratas dijeron que están satisfechos con su candidatura en comparación con la de Biden, dinamizando a un partido que llevaba tiempo resignado a que Biden, de 81 años, fuera su candidato frente al expresidente Donald Trump, un republicano al que ven como una amenaza existencial.
Harris ya ha dejado entrever que no piensa desviarse mucho de los temas y políticas que enmarcaron la candidatura de Biden, como la democracia, la prevención de la violencia armada y el derecho al aborto. Pero su discurso puede ser mucho más feroz, sobre todo cuando invoca su experiencia como fiscal para arremeter contra Trump y sus 34 condenas por falsificación de registros empresariales en relación con una trama de pagos para ocultar información perjudicial.
“Dada esa voz única de una nueva generación, de una fiscal y de una mujer cuando los derechos fundamentales, especialmente los derechos reproductivos, están en juego, es casi como si las estrellas se hubieran alineado para ella en este momento de la historia”, dijo el senador demócrata por California Alex Padilla, que fue elegido para suceder a Harris en el Senado cuando se convirtió en vicepresidenta.
Sin embargo, los demócratas anticipan que la luna de miel política de Harris pasará, y que inevitablemente se verá sometida a un escrutinio más duro por las posturas del gobierno de Biden, el estado de la economía y las situaciones volátiles en el extranjero, especialmente en Oriente Medio. Harris tampoco ha respondido a las preguntas de los periodistas ni se ha sentado para una entrevista formal desde que comenzó con su campaña a la presidencia.
El equipo de campaña de Trump ha estado ansioso por definir a Harris mientras sigue presentándose a los votantes de todo el país, lanzando un anuncio en el que la culpa del elevado número de cruces ilegales en la frontera sur durante el gobierno de Biden y ha señalado que es “fracasada”, “débil” y “peligrosamente liberal”.
Los partidarios del candidato republicano también se han burlado de Harris y han dicho que fue una contratación para tener diversidad en el gobierno, mientras que el propio Trump ha participado en desagradables ataques raciales por su cuenta, afirmando erróneamente que Harris en el pasado solamente había promovido su herencia india y hasta hace poco dio importancia a su identidad negra.
Sus comentarios anticipan una temporada de declaraciones racistas y sexistas contra la que sería la primera mujer y la primera persona de ascendencia sudasiática en la presidencia.
En su respuesta, Harris señaló que se trataba “del mismo espectáculo de siempre: la división y la falta de respeto” y dijo que los votantes “se merecen algo mejor”.
“El pueblo estadounidense merece un líder que diga la verdad, un líder que no responda con hostilidad e ira cuando se le confronta con los hechos”, dijo Harris en una reunión de la fraternidad Sigma Gamma Rho en Houston. “Merecemos un líder que entienda que nuestras diferencias no nos dividen”.