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Musk también gana las elecciones de EEUU: el ‘zar’ de Tesla se prepara para ser el hombre que susurre a Trump

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Donald Trump ha ganado las elecciones presidenciales de EEUU… y Elon Musk, el hombre ahora mismo más rico del mundo, también. El célebre, mediático y particular fundador y CEO de Tesla, la compañía insignia del coche eléctrico en EEUU, ha sido claro protagonista de la campaña electoral con sus continuas y efusivas muestras de apoyo a Trump. En una especie de idilio que comenzó ofreciendo al candidato republicano volver a X (antes Twitter) tras comprar la red social, Musk ha acabado siendo un activo clave para el mandatario electo con muestras de apoyo que han ido desde generosas donaciones hasta inusitados brincos de ilusión en un mitin para estupor del propio Trump. El retorno de todo este esfuerzo está ahora por ver, pero hay analisas que apuntan a que Musk puede convertirse en el hombre que ‘susurre’ a Trump en el Despacho Oval.

Aunque en repetidas ocasiones Musk se ha jactado de tener una visión independiente y de haber apoyado incluso a los demócratas en el pasado, su acercamiento a Trump se ha producido con una gran intensidad y a una gran velocidad, se podría decir. Como contribución al idilio, Musk ha aportado más de 130 millones de dólares, según recoge Bloomberg, a la causa de Trump a través de un súper PAC (comité de acción política). También ha puesto a su disposición una maquinaria de apoyo en X encabezada por él mismo con infinitos mensajes de respaldo.

Uno de ellos, publicado con el resultado electoral ya bastante firme, fue especialmente revelador. Se trata de un post con la foto de un cohete despegando (el Espacio es otro pilar para el ‘Da Vinci del siglo XXI’, como se le ha llegado a calificar) acompañado de la frase: “El futuro va a ser fantástico”. Más allá del entusiasmo con la victoria, este mensaje a futuro revela que un siempre inquieto Musk tiene grandes planes y la duda es hasta dónde le dejará llegar Trump o cuánto caso le hará. En una decisión tan trascendental como la de designar vicepresidente en el ticket electoral, Musk habría influido sobre Trump para que el elegido fuera J.D. Vance.

Tras la victoria en las urnas, la pelota estaba en el tejado de Trump y el presidente electo ha cumplido. En medio de la euforia propia de una campaña electoral, Musk y Trump discutieron públicamente la posibilidad de que el multimillonario CEO se uniera a una potencial Administración Trump como ‘zar’ de la eficiencia gubernamental y la desregulación (“secretario de reducción de costes” llegaron a verbalizar). Una semana después de las elecciones, ha trascendido que Musk liderará junto al empresario Vivek Ramaswamy el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de EEUU.

“Me complace anunciar que el gran Elon Musk, trabajando en conjunto con el patriota estadounidense Vivek Ramaswamy, dirigirá el DOGE. Juntos, estos dos maravillosos estadounidenses allanarán el camino para que mi administración desmantele la burocracia gubernamental, elimine las regulaciones excesivas, recorte los gastos innecesarios y reestructure las agencia federales”, ha indicado a través de un comunicado”, reza el comunicado emitido por el equipo de Trump.

Ya antes de confirmarse la designación, se especulaba con las áreas políticas en las que Musk tratará de influir en Trump para beneficiar sus propios intereses empresariales, posibilitando que estas presiones tengan eco nacional y mundial. La confianza en esta hipótesis se vio con claridad en las acciones de Tesla. Los títulos se llegaron a disparar más de un 14% tras los comicios en previsión de que la marca se beneficiará de esta cercanía de Musk a la nueva Administración. “Lo más positivo de una victoria de Trump será para Tesla y Musk”, escribía Daniel Ives, analista de Wedbush Securities, en un informe sobre lo que supondrá para las empresas tecnológicas una victoria del republicano. Tesla tendría una ventaja competitiva frente a otros fabricantes en caso de que EEUU redujera los incentivos fiscales para los vehículos eléctricos, pronostica el estratega.

China, aranceles y subvenciones

No obstante, el primer punto al que se dirigen todas estas miradas es, obligadamente, China. En una nota para clientes, el equipo de Capital Economics liderado por su economista jefe para Norteamérica, Paul Ashworth, señala que, dado que la Gigafactoría de Tesla en Shanghái representa aproximadamente el 40% de su capacidad mundial de producción de vehículos, Musk tiene interés en evitar una ruptura total de las relaciones entre EEUU y China.

“Es cierto que Tesla no importa a EEUU ninguno de sus vehículos eléctricos fabricados en China. Pero Musk temería con razón una reacción violenta del Gobierno chino si Trump cumpliera su amenaza de imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones chinas”, explican estos analistas. El consejero delegado de Tesla aseguraba este pasado lunes en un podcast que no está a favor de aplicar grandes aranceles de golpe, sino que prefiere gravámenes “medidos y específicos”.

Musk también tendría un interés directo en impedir que la nueva Administración Trump suprimiera las subvenciones a los vehículos eléctricos previstas en la Ley de Reducción de la Inflación firmada por Joe Biden. Y, en términos más generales, subrayan desde Capital Economics, dados sus intereses empresariales también en la energía solar y las baterías, Musk trataría de impedir que Trump adoptara una política energética fuertemente contraria al medio ambiente.

Conflicto de intereses

Las consecuencias directas de que Musk coja las riendas de la eficiencia gubernamental con cargo específico se antojan más difusas. Eventualmente, Musk podría tener el poder de recalibrar las leyes federales para ponerlas a favor de las actividades de empresas suyas con varios contratos vigentes con la administración estadounidense, como es el caso de Tesla y SpaceX. Además, su presencia en la Administración levantará suspicacias en torno a las 20 investigaciones abiertas por posibles ilegalidades en las operativas de estas dos firmas, según informaciones de The New York Times.

Asimismo, tal y como se asegura en una información de la revista Rolling Stone recogida por Europa Press, Musk podría beneficiarse de una exención de impuestos “por valor de decenas de miles de millones de dólares” a lo largo de los próximos cuatro años dependiendo de en qué se concrete la rebaja de impuestos sobre la renta y para los multimillonarios anunciada por Trump durante estos últimos meses.

En concreto, la exención vendría dada por la normativa vigente promulgada por La Oficina de Ética Gubernamental de los EEUU que prohíbe que un empleado del gobierno pueda participar “personal y sustancialmente” en asuntos privados sobre los que tenga “un interés financiero” y tiene la capacidad para obligarle a “desinversir las participaciones corporativas”. En consecuencia y aplicando una disposición del código tributario insertada hace ahora 35 años, los funcionarios pueden ahorrarse de manera indefinida todos los impuestos de las ganancias de capital sobre dicha desinversión, un beneficio potencial para Musk de “miles de decenas de millones de dólares”, agrega la información recopilada por EP.

‘Purga’ de funcionarios

Las derivadas de está entrada en la Administración también tendrían un alcance político. “Un impulso a la eficiencia gubernamental liderado por Musk podría fusionarse con un renovado intento de Trump de politizar más puestos de funcionarios. En octubre de 2020, Trump emitió una orden ejecutiva con la creación de una nueva categoría de empleo (la Lista F), despojando de protecciones a hasta 50.000 trabajadores federales, que pasaron a poder ser despedidos si eran percibidos como desleales. Al asumir el cargo, Biden revocó esa decisión, pero Trump ha prometido restablecer la orden desde el primer día, como parte de su plan para acabar con lo que él mismo denomina Deep State (Estado profundo)”, avisan Ashworth y su equipo. Este Deep State vendría a ser lo que en España se conoce como ‘cloacas del Estado’.

Aunque las repercusiones macroeconómicas de una campaña de eficiencia gubernamental como esta podrían acabar siendo bastante limitadas, apuntan desde la casa de análisis, una fuerte reducción de los efectivos, combinada con una politización incluso de los empleos públicos de bajo nivel, podría poner en entredicho la calidad de las estadísticas públicas elaboradas por la Oficina de Análisis Económico (BEA), la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), la Oficina del Censo y otros organismos. En un caso extremo, alertan, los mercados podrían desviar su atención de los informes oficiales del gobierno, centrándose más en las medidas alternativas producidas por el sector privado, lo cual supondría un giro importante en Wall Street.

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