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Por ROD McGUIRK Associated Press
MELBOURNE, Australia (AP) — Una pandilla mató al menos 26 personas en tres poblados remotos en el norte de Papúa Nueva Guinea, según dijeron Naciones Unidas y la policía del país en el Pacífico sur.
“Fue algo muy terrible (…) cuando me acerqué a la zona, vi que había niños, hombres, mujeres. Los mató un grupo de 30 hombres”, dijo el viernes el comandante de la policía provincial en funciones de Sepik Oriental, James Baugen, a la Australian Broadcasting Corp.
Baugen dijo a la ABC que se había prendido fuego a todas las casas en los poblados, y que los vecinos que quedaban se habían cobijado en una comisaría, demasiado asustados como para identificar a los responsables.
“Algunos de los cuerpos abandonados por la noche se los llevaron cocodrilos al pantano. Sólo vimos el lugar donde los habían matado. Había cabezas cortadas”, dijo Baugen, añadiendo que los agresores se habían escondido y todavía no había detenciones.
El comisario de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Volker Turk, dijo en un comunicado el miércoles que los ataques habían ocurrido el 16 de julio y el 18 de julio.
“Estoy horrorizado por el chocante estallido de violencia letal en Papúa Nueva Guinea, al parecer como resultado de una disputa por la propiedad y derechos de uso de tierras y un lago”, dijo Turk.
Al menos 26 personas habrían muerto, incluidos 16 niños, indicó Turk.
“Este número podría subir a 50 conforme las autoridades locales buscan a los desaparecidos. Además, más de 200 vecinos huyeron cuando se prendió fuego a sus casas”, dijo Turk.
La policía nacional en la capital, Port Moresby, no respondió de inmediato a una petición de comentarios de The Associated Press el viernes.
El gobernador de Sepik Oriental, Allan Bird, dijo que la violencia en la diversa nación de 10 millones de personas, donde la mayoría de los habitantes son campesinos de subsistencia, ha escalado en la última década. La policía no tiene recursos suficientes y no suele intervenir, dijo Bird.
Papúa Nueva Guinea tiene más de 800 lenguas indígenas y ha sufrido conflictos tribales por la tierra durante siglos.
La mayoría de las tierras del país pertenecen a tribus, en lugar de a individuos. Sin fronteras claras, las disputas territoriales no terminan nunca.
Estos conflictos se han vuelto cada vez más letales en las últimas décadas, conforme los combatientes pasaban de arcos y flechas a los fusiles de asalto. Cada vez hay más mercenarios implicados.
Blake Johnson, analista del centro de estudios Australian Security Policy Institute, dijo que si bien los asesinatos de Sepik Oriental parecían ser “un episodio especialmente macabro, no es el primer caso de asesinato masivo este año” en Papúa Nueva Guinea.
“La escalada de violencia entre grupos, que a menudo lleva a asesinatos de represalia, está socialmente aceptada en el mejor de los casos, y fomentada en el peor”, dijo Johnson.
Las fuerzas de seguridad no tienen los recursos ni la formación para controlar la mayor parte del país, señaló.
“El país es grande, demasiado duro y demasiado difícil de recorrer, y ni siquiera sabemos cuánta gente vive en estos lugares”, apuntó Johnson.
Los combates tribales en Papúa Nueva Guinea recibieron atención internacional en febrero, cuando al menos 26 combatientes y un número no confirmado de testigos fueron asesinados en una batalla en la provincia de Enga.
Los conflictos abiertos también complicaron la respuesta de emergencia en mayo cuando un alud de tierra en la misma provincia devastó al menos un poblado. El gobierno del país dijo que al menos 2.000 personas habían muerto, mientras que Naciones Unidas estimó que había unos 670 fallecidos.
Los problemas de seguridad interna en Papúa Nueva Guinea, el país más poblado del Pacífico sur, después de Australia, se ha convertido en una campaña de China en sus esfuerzos por ganar influencia en la región ante los aliados de Estados Unidos.
Australia, expotencia colonial de Papúa Nueva Guinea y su principal fuente de ayuda exterior, firmó un pacto de seguridad el año pasado que abordaba las preocupaciones de seguridad de su vecino más cercano, mientras que según medios Beijing buscaba un acuerdo sobre policía con Port Moresby.
China alcanzó en 2022 un hermético pacto de seguridad con el estado cercano de Islas Salomón, que incluía ayuda policial y ha planteado preocupaciones a que se pueda establecer una base naval china en la región.