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Por BERENICE BAUTISTA Associated Press
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Muchos de los malentendidos de una familia pueden surgir porque cada uno de sus integrantes ve el mundo de forma totalmente diferente. En la comedia mexicana “Caras vemos” este obstáculo parece borrarse cuando por un hechizo sus miembros intercambian cuerpos, aunque su mente y espíritu permanece intacto.
La familia que vive esta experiencia sobrenatural está integrada por Luis (Bruno Bichir) quien es dueño de un periódico en problemas, Laura (Mariana Treviño), una investigadora científica; sus hijos adolescentes Dante (Luis de La Rosa) y Ana (Maria Ibarra Paleta), y la más pequeña Zoé (Paula Hernández), quien durante un viaje para festejar su cumpleaños 7 toma una flauta de una escultura prehispánica de un museo y desata el caos.
“Aquí el conflicto más importante va a ser la aceptación o la comprensión de nuestra propia familia”, dijo el director Beto Gómez sobre el filme actualmente en cartelera en México. “A través de las situaciones que se están viviendo te van llevando a esta comprensión de quiénes somos realmente o quiénes son los que nos importan y que están en nuestro entorno de vida”.
El cambio de cuerpo sucede más de una vez y en una de estas rotaciones a Laura le toca estar en el cuerpo de Zoé. La interpretación de Hernández en el papel de su madre llama mucho la atención, pues entre otras cosas es fumadora y tiene un amante en el trabajo.
“Acá es un gran reto para mí ser la mamá, pero ser chiquita, cuando soy la mamá tengo que actuar totalmente diferente a cuando actúo normalmente”, dijo. “Pero es muy fácil para mí y aparte me divierto mucho”.
Bichir (“Perfectos desconocidos”, “Todas mías”), quien junto con Treviño y Joaquín Cosío es uno de los actores más experimentados del elenco, destacó el filme como “muy teatral y muy cinematográfico”.
“Me siento orgulloso y feliz de haber subido al trampolín de 10 metros con 9.9 de dificultad y más o menos no sacar tanta agua en el aterrizaje”, dijo. “El encanto de una experiencia así es a vistas convertirse en otra persona y que la gente lo asuma”.
Dante vive ensimismado, le gusta jugar videojuegos y usar ropa holgada. Ana se siente toda una influencer de la moda y lo más importante para ella es su novio, el cual está en peligro de perder porque su abuela se suma al intercambio de cuerpos y va en su lugar a una fiesta donde pone sus ojos en otro joven.
En otro de los cambios, Dante queda en el cuerpo de Ana y suma admiradores en internet, pues parece una chica guapa muy hábil para los videojuegos. Y en un cambio más Ana está en el cuerpo de su padre tratando de salvar su diario.
“Debutar en un proyecto en el que puedo jugar tres personajes y tener este elenco fue de los regalos más grandes de este año”, dijo Ibarra Paleta.