El zar fronterizo del presidente Donald Trump, Tom Homan, notificó este 07 de febrero en una entrevista al medio informativo The New York Time, que los vuelos de deportación de Estados Unidos iniciaran en los próximos 30 días. Las declaraciones del aliado del presidente de Estados Unidos dejó bien claro cómo una nación latinoamericana considerada adversaria de Estados Unidos ayudará al mandatario a cumplir una promesa que lo llevó a la Casa Blanca.
Fue el primer indicio de que hay un calendario para el plan de enviar a las personas de vuelta a Venezuela después del anuncio de Trump de que su gobierno había llegado a un acuerdo con el presidente Nicolás Maduro.
La semana pasada, el gobierno de Trump indicó que había asegurado la libertad de seis estadounidenses bajo custodia venezolana y convencido a Maduro para recibir vuelos de deportación que se llevarían a “todos los extranjeros ilegales de Venezuela” que viven en los Estados Unidos.
A cambio, Maduro, recibió una visita muy pública de un alto asesor de Trump, Richard Grenell. Ambos se estrecharon la mano, sonrientes, mientras el máximo legislador venezolano, Jorge Rodríguez, sonreía al fondo. Más tarde, el gobierno de Maduro emitió un comunicado afirmando su compromiso con el “diálogo entre iguales”.
Apenas unos días después de la reunión con Grenell, Maduro propuso poner en marcha un programa de préstamos para los migrantes retornados que contaría con un presupuesto inicial de 10 millones de dólares.
Para Maduro, que está cada vez más aislado en la escena mundial, la reunión de Grenell fue una gran victoria. Los diplomáticos estadounidenses abandonaron Venezuela en 2019. Desde entonces, solo ha habido unas pocas reuniones muy privadas entre funcionarios estadounidenses y venezolanos.
El gobierno venezolano aún no ha confirmado que aceptará a los deportados. Pero si el acuerdo se lleva a cabo, podría suponer un cambio significativo en la relación entre Estados Unidos y Venezuela.
Durante su primer mandato, Trump hizo todo lo posible para tratar de derrocar a Maduro, emitiendo sanciones económicas aplastantes, usando su influencia para apoyar al líder de la oposición, Juan Guaidó, e incluso ofreciendo una recompensa de 15 millones de dólares por Maduro, acusándolo de narcoterrorismo.
A medida que un número creciente de venezolanos huía a Estados Unidos, el gobierno venezolano se negaba a su vez a aceptar vuelos de deportación.
Ahora, la dinámica ha cambiado. Trump necesita que Maduro le permita cumplir una de sus principales promesas electorales: deportar a cientos de miles de venezolanos que han llegado a suelo estadounidense en los últimos años.
Y parece que Maduro lo sabe, y no es la única ventaja que tiene.
Al menos otros cinco estadounidenses y dos extranjeros con estatus de residencia en Estados Unidos permanecen detenidos en Venezuela, según el grupo de derechos humanos Foro Penal, lo que da al gobierno venezolano una importante influencia sobre el gobierno de Trump.
Otros cambios en la política estadounidense podrían implicar el levantamiento de las sanciones impuestas al vital sector petrolero de Venezuela y el regreso de los vuelos comerciales directos entre Estados Unidos y Caracas.
Es probable que estas medidas enfurezcan a la oposición venezolana liderada por María Corina Machado y Edmundo González, el hombre que se cree ampliamente que ganó la votación presidencial de julio. Machado ha argumentado que Maduro está debilitado y que los líderes mundiales deberían continuar con una política de aislamiento para expulsarlo.
Cualquier acción de Estados Unidos que se considere beneficiosa para Venezuela también podría poner a Trump y a Grenell, que es el enviado de Trump para misiones especiales, en desacuerdo con el secretario de Estado, Marco Rubio.
Rubio, hijo de inmigrantes cubanos, ha defendido durante mucho tiempo un enfoque de línea más dura contra Maduro, y en 2022, llegó a decir que deportar a los venezolanos de vuelta a casa sería una “sentencia de muerte muy real”.
En su entrevista con El Times, Homan, el zar fronterizo, comentó que era probable que los vuelos de deportación a Venezuela despegarán pronto.
“Va a ocurrir en los próximos 30 días, y no puedo decirte cuántos. Todavía estamos trabajando en todos esos detalles”, recalcó.
“Es enorme. Es algo grandioso que consiguió el presidente Trump”, agregó Homan. Su esperanza es que haya un ritmo regular de vuelos de deportación.
“No creo que el presidente Trump vaya a aceptar menos”, precisó.
Cientos de miles de venezolanos viven en Estados Unidos, muchos con protecciones a corto plazo que Trump ha revocado recientemente, haciéndolos vulnerables a la deportación en los próximos meses.