(Carlos Subero) Transcurrido el primer trimestre de 2023, se mantienen paralizadas las conversaciones con la oposición de la Plataforma Unitaria en México, y mientras se acerca el año electoral de 2024, el chavismo tiene que decidir cuál será la carta que jugará para definir su juego politico.
Elegir entre las opciones que tiene dependerá de las acción que tome la comunidad Internacional, y sobre todo los Estados Unidos, con la aplicación de las sanciones, que están influyendo sobre la paciencia y el ánimo de los electores venezolanos frente al gobierno de Nicolás Maduro, que no tiene ya los mismos recursos para atender requerimientos populares.
El nuevo representante de la oposición venezolana en Estados Unidos, Fernando Blasi, exhortó al gobierno del presidente Joe Biden a relajar las agobiantes sanciones petroleras que pesan sobre el gobierno de Nicolás Maduro, y dijo que de lo contrario “se arriesgará a que el país sudamericano se convierta en otra Cuba y a que Washington sea culpado por las crecientes dificultades económicas y autoritarismo que padece”.
El chavismo tiene varias opciones que tomar para enfrentar el ineludible año 2024, cuando está previsto el proceso electoral presidencial.
Las opciones se barajan entre las siguientes:
- Concertación. Negociar en Méxco unas condiciones electorales suficientes como para que sean reconocidas por la comunidad internacional y entonces EEUU reduzca o elimine las sanciones a Pdvsa. Así, el gobierno de Maduro iria a las elecciones de 2024 en mejores condiciones económicas y con más recursos para competir electoralmente. Esto implicaría regresar de su posición actual, frente a la paralización de las conversaciones para concertar una salida política. Entre otras cosas, habría habilitación de candidatos y se abriría el Registro Electoral en el exterior para permitir la promoción de este voto.
- Lo actual. No abrir suficentes condiciones electorales que reconozca EEUU, e ir a las elecciones protegido desde una posición de fuerza, frente a las duras condiciones populares que imponen las sanciones económicas. Si no ocurre nada de aquí a varios meses, ésta es la salida que está imperando ahora mismo. El Gobierno se iría por el formato de elecciones abiertas al estilo Nicaragua. Como ya ocurrió en Barinas 2022, podría haber inhabilitaciones de varios candidatos, y no como pide ahora EEUU, que permita participar al candidato o candidata que surja de la primaria del 22 de octubre.
- Suspensión de las elecciones presidenciales. Se podría activar este opción si cayera drásticamente la popularidad del Presidente y de su partido Psuv. Sería considerado por la oposición como “darle un palo a la lámpara”. Suspender temporalmente las elecciones presidenciales de 2024, bajo la figura de que se extiende el período presidencial de cinco años. El argumento sería que las sanciones crean una situación que impide la competencia normal. Uno de los fundamentos de defensa que se esgrimiría es que el sistema jurídico creado por la oposición permitió prorrogar el lapso constitucional de la Asamblea Nacional 2015. Esta opción entra en lo que Fernando Blasi advierte a EEUU sobre los peligros de “convertir a Venezuela en otra Cuba”.
Se interpreta que las declaraciones del delegado opositor en EEUU, sobre bajar la presión de Washington sobre el gobierno de Maduro, se inscriben en esta realidad, y que, en el fondo, este estuviera buscando evitar que el chavismo se juegue la opción número tres.
No acorralar a Maduro
En el fondo, la oposición quiere evitar que el chavismo se sienta acorralado, y más bien busca que Maduro y su grupo consideren que mantienen una oportunidad clara de triunfo electoral en 2024 y, de esa manera, elija también la vía electoral para la solución del conflicto político venezolano.
Así la oposición sigue impulsando su pugna por una salida electoral del chavismo del poder, y no de otro tipo de las que gestionó hasta el año el pasado, con el llamado Gobierno Interino.
