Jennifer Hermoso, la estrella del fútbol español que fue besada a la fuerza por Luis Rubiales, quien fuera un funcionario de alto rango del fútbol de su país, declaró el lunes en el comienzo del juicio que él “manchó uno de los días más felices de mi vida”: la victoria de su equipo en la Copa Mundial Femenina 2023.
Hermoso describió su horror ante el inesperado beso de Rubiales, quien está acusado de agresión sexual y coacción. También testificó sobre la angustia que sintió después de que Rubiales y otros dirigentes del fútbol español emprendieran lo que denominó una intensa campaña para que ella lo apoyara públicamente después de que el beso desatara una tormenta en las redes sociales.
“Me sentí poco respetada”, dijo Hermoso, de 34 años, durante su testimonio en el juicio que fue televisado y se celebró a las afueras de Madrid, y añadió: “En ningún momento busqué ese acto y ni mucho menos me lo esperé”.
El beso desencadenó un escándalo nacional, profundizó los debates sobre el prolongado sexismo en el fútbol español y se convirtió en un momento decisivo del movimiento #MeToo en España. Ahora, menos de un año y medio después, Rubiales es uno de los cuatro exfuncionarios del fútbol español que están siendo juzgados.
Rubiales, de 47 años, se enfrenta a dos años y medio de prisión si es declarado culpable. Los otros tres hombres, entre quienes se encuentra Jorge Vilda, seleccionador del equipo en el Mundial de 2023, están acusados de coacción. Cada uno podría enfrentar 18 meses de cárcel.
Hermoso ha dicho durante mucho tiempo que el beso no fue consentido, lo que Rubiales ha rebatido.
“No pude reaccionar en ningún momento”, declaró ella. “Fueron milésimas de segundo”.
Rubiales la amenazó con enviar gente a hablar con su familia, testificó Hermoso, y le rogó que grabara un video restándole importancia al asunto. La deportista también habló de lo que consideraba un posible castigo por su negativa: un mes después del beso, la dejaron fuera brevemente de la lista del equipo nacional.
“Estaba negándome a hacer algo que en ese momento mi jefe estaba queriendo hacer”, dijo, y añadió que había recibido amenazas de muerte. “Sentí miedo de ir por la calle”, declaró, “por si alguien me estaba persiguiendo”.
La victoria por 1-0 de España sobre Inglaterra en la final de la Copa Mundial Femenina 2023 desató inicialmente el júbilo nacional. El triunfo coronó el rápido ascenso de la selección a la cima del fútbol femenino: recién había llegado al torneo mundial por primera vez en 2015.
Pero durante la ceremonia de entrega de medallas tras la final, Rubiales sujetó y besó en los labios a Hermoso, la goleadora récord de la selección nacional. En un video grabado después del partido, ella dijo: “¡No me ha gustado!”.
La reacción del público fue rápida y furiosa.
Para muchos, el beso fue un recordatorio de los repetidos escándalos de sexismo que habían arrasado al fútbol español. Algunos pidieron la dimisión de Rubiales. Irene Montero, quien fue ministra española de Igualdad y ahora es integrante del Parlamento Europeo, calificó el beso de “violencia sexual” en una publicación en las redes sociales.
En un primer momento, Rubiales ofreció una tibia disculpa y se resistió a las peticiones de renunciar. La Federación Española de Fútbol emitió un comunicado, en el que se citaba a Hermoso calificando el beso de “gesto mutuo totalmente espontáneo”.
Pero en el juicio celebrado el lunes, Hermoso dijo que nunca había aprobado el comunicado y añadió que supo inmediatamente que el acto no era normal. “Me estaba besando mi jefe”, dijo. “Esto no debe de ocurrir”.
Tras el beso, decenas de futbolistas españolas dijeron que se negarían a jugar con su país hasta que los “actuales dirigentes” se hicieran a un lado, lo que muchos vieron como una referencia a Rubiales y Vilda.
Hermoso presentó una denuncia penal por agresión sexual contra Rubiales. “En ningún momento consentí el beso”, dijo.
A medida que aumentaba la presión pública, disminuía el apoyo a Rubiales. La FIFA, el organismo rector del fútbol mundial, lo suspendió y posteriormente le prohibió practicar este deporte durante tres años. Vilda fue despedido. Menos de un mes después del beso, Rubiales dimitió como presidente de la Federación Española de Fútbol y también como vicepresidente de la UEFA, el organismo rector del fútbol europeo.
Rubiales también fue detenido brevemente el año pasado en el marco de una amplia investigación sobre acusaciones de corrupción y blanqueo de dinero mientras dirigía el fútbol en España. Esas investigaciones continúan, aunque no se han presentado cargos en su contra. Él ha negado haber cometido delito alguno.
Rubiales podría no ir a la cárcel, aunque fuera declarado culpable. En España, si alguien sin antecedentes penales es condenado a dos años o menos, no suele ir a la cárcel.
Sin embargo, Hermoso describió el beso y la reacción pública como un trauma duradero. “Mi vida parece que ha estado en standby”, dijo. “Y no he podido, sinceramente, vivir libremente”.