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Por FABIANO MAISONNAVE Associated Press
BRASILIA (AP) — En una visita para revisar los daños causados por una sequía y un incendio en la Amazonía, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva prometió terminar de pavimentar una carretera que los ambientalistas y algunas personas de su propio gobierno han dicho amenaza con aumentar considerablemente la destrucción de la selva tropical más grande del mundo, y contribuir al cambio climático.
La carretera BR-319 es mayormente un camino de tierra que atraviesa la selva tropical y conecta a los estados de Amazonas y Roraima con el resto del país. Termina en Manaos, la ciudad más poblada de Amazonas con más de 2 millones de habitantes, y discurre paralelo al río Madeira, uno de los principales afluentes del río Amazonas. El Madeira se encuentra en el nivel más bajo que ha registrado, lo que ha interrumpido la navegación de cargamentos, y la mayor parte de su cauce es ahora interminables dunas de arena bajo un cielo espeso de humo.
“Estamos al tanto de que, cuando el río era navegable y estaba lleno, la carretera no tenía la importancia que tiene hoy en día, mientras el río Madeira estaba vivo. No podemos dejar dos capitales aisladas. Pero lo haremos con la mayor responsabilidad”, dijo Lula el martes durante una visita a una comunidad indígena en Manaquiri, en el estado de Amazonas. No especificó cuáles eran las medidas que el gobierno iba a tomar para tratar de evitar que aumente la deforestación tras pavimentar el camino.
Horas más tarde, Lula supervisó la firma de un contrato para pavimentar 52 kilómetros (32 millas) de camino, y prometió empezar a trabajar antes de que termine su mandato en 2026 en la sección más controversial del camino —un tramo de 400 kilómetros (249 millas) que atraviesa un bosque antiguo.
Un permiso para el tramo más largo fue emitido bajo la presidencia del predecesor de Lula, Jair Bolsonaro, un derechista que favorecía el desarrollo en la Amazonía y debilitó las protecciones ambientales. En julio, un tribunal federal suspendió el permiso en una demanda presentada por el Climate Observatory, una red de 119 grupos ambientales, de sociedad civil y académicos.
El gobierno de Lula había apelado la suspensión, pero no fue hasta su visita del martes que el mandatario dejó claro su plan para seguir adelante con la pavimentación. El Climate Observatory lamentó la decisión.
“Sin el bosque, no hay agua, está interconectado”, dijo Suely Araújo, coordinadora de políticas públicas del grupo. “La pavimentación de la sección media de la BR-139, sin garantizar una gobernanza ambiental y la presencia del gobierno en la región, provocará una deforestación histórica, como ha sido señalado por muchos especialistas y por la agencia federal de medio ambiente de Brasil en el proceso de concesión de licencias”.
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La cobertura de clima y medioambiente de The Associated Press recibe apoyo financiero de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable del contenido.