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Por TIA GOLDENBERG Associated Press
TEL AVIV, Israel (AP) — El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rechazó el lunes una nueva oleada de presión para que acepte un acuerdo de cese al fuego en la Franja de Gaza luego de que cientos de miles de israelíes protestaron y se declararon en huelga.
En su primer discurso público desde que las protestas masivas del domingo demostraron la furiosa respuesta de muchos israelíes al descubrimiento de otros seis rehenes muertos, Netanyahu dijo que seguirá insistiendo en una exigencia que se ha convertido en un importante punto de fricción en las conversaciones: el control del corredor Philadelphi, una estrecha franja a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto que según Israel es usada por Hamás para introducir armas de contrabando en Gaza. Egipto y Hamás lo niegan.
Netanyahu señaló que el corredor es vital para garantizar que Hamás no puede rearmarse a través de los túneles. “Este es el oxígeno de Hamás”, afirmó.
“Nadie está más comprometido con la liberación de los rehenes que yo”, declaró. “Pero nadie me va sermonear en este asunto”.
Los israelíes salieron a las calles el domingo por la noche en señal de dolor y rabia en lo que parecía ser la mayor protesta desde el inicio de la guerra. Las familias y gran parte del público culparon a Netanyahu, afirmando que los rehenes podrían haber sido devueltos con vida en un acuerdo con Hamás. El lunes se llevó a cabo una huelga general en todo el país.
Al atardecer, varios miles de manifestantes se congregaron afuera de la casa privada de Netanyahu en el centro de Jerusalén, donde corearon “Acuerdo, ahora”, y llevaron ataúdes envueltos con banderas de Israel. Se produjeron altercados cuando la policía se llevó los ataúdes, y varios manifestantes fueron detenidos. Miles de personas más se manifestaron ante la sede del partido Likud, al que pertenece Netanyahu, en Tel Aviv, según los medios de comunicación israelíes.
Pero otros apoyan la estrategia de Netanyahu de continuar con su ofensiva en la Franja de Gaza, que empezó tras el ataque de Hamás perpetrado del 7 de octubre en Israel y que ha causado la muerte de decenas de miles de palestinos en Gaza. Netanyahu dijo que la ofensiva obligará a los combatientes a ceder a las exigencias israelíes, facilitará potencialmente las operaciones de rescate y, en última instancia, aniquilará al grupo.
Sin embargo, su principal aliado, Estados Unidos, empieza a mostrarse impaciente. El presidente estadounidense Joe Biden habló con periodistas el lunes a su llegada a la Casa Blanca para una reunión con los asesores involucrados en la negociación de un acuerdo. Cuando se le preguntó si Netanyahu estaba haciendo lo suficiente, Biden respondió: “No”.
Insistió en que los negociadores siguen estando “muy cerca” de un acuerdo. “La esperanza es lo último que se pierde”, comentó.
Hamás ha acusado a Israel de retrasar las negociaciones sobre un alto el fuego durante meses al emitir nuevas demandas, entre ellas el control israelí duradero sobre dos corredores estratégicos en Gaza. Hamás ha ofrecido liberar a todos los rehenes a cambio del fin de la guerra, la retirada completa de las fuerzas israelíes y la liberación de un gran número de prisioneros palestinos, entre ellos combatientes, lo que en líneas generales son las condiciones exigidas en un esbozo de acuerdo presentado por Biden en julio.
Netanyahu ha prometido una “victoria total” sobre Hamás y culpa a la milicia palestina por el fracaso en las negociaciones. El lunes dijo que está listo para llevar a cabo la primera fase del cese del fuego, un plan que incluiría la liberación de algunos rehenes, una retirada parcial de las tropas israelíes y la liberación de algunos prisioneros retenidos por Israel. Pero rechazó una retirada total de Gaza, afirmando que no veía ninguna otra parte que pudiera controlar las fronteras de Gaza.
La prensa israelí ha reportado profundas diferencias entre Netanyahu y funcionarios de seguridad de alto rango —incluido el ministro de Defensa, Yoav Gallant— que consideran que ha llegado el momento de un alto el fuego.
Un funcionario confirmó una discusión a gritos entre Gallant y Netanyahu en una reunión del gabinete de seguridad celebrada el jueves, en la que Netanyahu votó a favor de mantener el control sobre el corredor Philadelphi.
Gallant emitió el único voto en contra de la propuesta, diciendo que Netanyahu estaba favoreciendo arreglos fronterizos por encima de las vidas de los rehenes. El funcionario habló bajo condición de anonimato para comentar la reunión privada. Gallant pidió el domingo al gabinete de seguridad que revocara la decisión.
Khalil al-Hayya, el funcionario de Hamás que dirige las negociaciones, declaró a la cadena qatarí Al Jazeera el domingo por la noche que Netanyahu había considerado que mantener el corredor Philadelphi era “más importante” que conseguir la liberación de los rehenes.
Al-Hayya dijo también que Hamás había ofrecido “gran flexibilidad”, incluyendo reducir la demanda de liberar a 500 presos palestinos a cambio de cada soldado israelí cautivo a sólo 50, y de 250 presos palestinos por cada rehén civil israelí a 30. Acusó a Israel de introducir nuevas condiciones, entre ellas aumentar el número de presos que serían deportados tras su liberación y prohibir la excarcelación de presos ancianos o enfermos condenados a cadena perpetua.
Israel afirmó que los seis rehenes hallados muertos en Gaza fueron asesinados por Hamás poco antes de que las fuerzas israelíes llegaran al túnel donde estaban retenidos.
El brazo armado de Hamás, las Brigadas Al Qassam, pareció indicar en un comunicado el lunes que ahora tenía la política de matar a cualquier cautivo que Israel intentara rescatar. Después de que las tropas israelíes rescataran a cuatro rehenes en una letal incursión en junio, Hamás dio nuevas órdenes a los combatientes que custodiaban a los cautivos sobre cómo actuar si se acercaban las tropas israelíes. Afirmó que la insistencia de Netanyahu en utilizar la presión militar en lugar de llegar a un acuerdo “significará que (los rehenes) volverán con sus familias en ataúdes”.
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Los periodistas de The Associated Press Julia Frankel y Melanie Lidman, en Jerusalén, y Zeke Miller, en Washington, contribuyeron a este despacho.