La guerra algorítmica ya comenzó, y los “robots asesinos” no son un elemento más de las películas de ciencia ficción. Aterrador.
Hoy en el mundo
En nuestro continente, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa trata de justificar lo injustificable, argumentando la condición delictual del exvicepresidente Jorge Glas para violar la embajada de México en Quito. Con no otorgarle el salvoconducto para salir de la sede diplomática, como ha sucedido en otros casos, hubiera logrado sus objetivos. Recordemos que el australiano Julián Assange, fundador de “WikiLeaks”, estuvo siete años como inquilino en la embajada ecuatoriana de Londres, hasta que cambió el gobierno, le retiraron el apoyo, y lo entregaron a las autoridades británicas. Y hablando de México, la carrera de las elecciones presidenciales, que se efectuarán el 2 de junio, entró en su fase final. Después del debate televisivo entre los candidatos, los sondeos consolidan la ventaja a Claudia Sheinbaum, que representa al partido oficialista Morena. Como que México tendrá su primera mujer en la presidencia muy pronto. Mucho más allá, en el Extremo Oriente, “nada funciona ya entre Manila y Pekín”, titula el semanario francés L´Epress una de sus noticias. Es que las tensiones en el Mar Meridional de China se agudizan después de que el gobierno chino anunciara, el 7 de abril, un ejercicio naval al mismo tiempo del que hacen Japón, los Estados Unidos, Australia, y Filipinas en la misma zona. El objetivo del ejercicio aliado es reivindicar la soberanía filipina sobre el atolón de Second Thomas. Desde el año 2022, en que el presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. llegó al poder y se aproximó a Washington, las relaciones con China se complicaron. Y por los lados de Europa, la novedad es que un candidato prorruso, Peter Pellegrini, ganó la presidencia de Eslovaquia en las elecciones del 6 de abril. De 48 años, Pellegrini no oculta su posición favorable a Moscú que probablemente le llevó a la presidencia. “No arrastraré a Eslovaquia a la guerra”, repetía el candidato en todas sus intervenciones públicas. A ver cómo pasa ese cambio en la Unión Europea. Y hablando de belicosidad, la publicación especializada Courier International, en su última edición, trae un trabajo que investiga cómo la Inteligencia Artificial entró de lleno en las guerras de Gaza y Ucrania. Para ahorrar pérdidas humanas en el primer caso, y para disminuir el peso de la inferioridad numérica por medio de drones en el segundo, la IA aparece en la primera línea de batalla. El trabajo comienza con una referencia a un artículo del diario ABC de España publicado el 4 de marzo. La supervisión humana se reduce cada vez más, afirma el reportaje, franqueando por primera una línea roja que puede crear precedentes inquietantes. Los casi 2.000 drones que posee el ejército ucraniano desde octubre del 2023, dice la publicación, constituyen la primera fuerza autónoma en actividad real. Esa invasión rusa originó el primer laboratorio a cielo abierto de una nueva manera de combatir. Por su parte, el ejército israelí utiliza un programa de Inteligencia Artificial llamado Lavender, que ha identificado a unos 37.000 blancos humanos de Hamás. En ese caso, entrevistaron a Meron Rapoport, editor jefe del sitio israelí “Local Call”. El periodista explica que la supervisión humana ha sido indispensable en estas acciones bélicas, porque la efectividad de ese programa Lavender es de 90%, y en consecuencia hay un 10% de personas inocentes que pueden morir. Algunos de los datos que maneja el algoritmo bélico son los mensajes de WhatsApp, los lugares de residencia, hábitos diarios, y lazos con otros militantes de organizaciones militares. Hay otro algoritmo, llamado Habsora, o evangelio, que solo busca objetivos materiales. La guerra algorítmica ya comenzó, y los “robots asesinos” no son un elemento más de las películas de ciencia ficción. Aterrador.
Cierto
Cuanto más oscura es la noche, más brillante son las estrellas. Cuanto más profundo es el duelo, más cercano está Dios. Fyodor Dostoyevsky. Escritor ruso (1821 – 1881)
Hoy en Venezuela
Mientras el calor y los incendios forestales sofocan a los venezolanos, el presidente colombiano, Gustavo Petro, vino de nuevo a Venezuela. Resulta curioso que haya venido tantas veces a Caracas, sin la reciprocidad de costumbre con viajes presidenciales a Bogotá. Algo sacará de esta nueva visita, a pesar de las declaraciones que dio hace unas semanas sobre las elecciones en Venezuela, porque el líder colombiano hace tiempo que pasó la edad de la ingenuidad. Por otro lado, las nuevas detenciones por casos de corrupción que se hicieron tienen un olor a “vendetta” familiar, que impide entender con claridad si son producto de una política de Estado, o de una acción circunstancial.
