La salud mental en el mundo o en nuestro país, no es una cosa de locos. No hay salud, si no hay salud mental, no son dos cosas distintas. La salud es integral, tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS): “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Por épocas, ha habido un tabú en nuestras sociedades a la condición mental de cualquier persona, que en algún momento justificaron la institucionalización de los enfermos mentales y cuya segregación siempre fue una respuesta inadecuada, porque marginalizaba y aislaba a quienes padecían de alguna afección mental; esto lejos de ayudar al enfermo, lo agravaba.
El COVID-19 nos trajo muchas más afecciones, que una simple gripe mortal. Desencadenó otros padecimientos; entre ellos la depresión, la ansiedad, psicosis, autolesión y suicidio; los cuales son afecciones importantes que alteran la salud mental de los individuos.
Según cifras de la OMS, antes de la pandemia, 1 de cada 8 seres humanos padecía de algún trastorno de salud mental y, luego de ésta, se incrementó hasta en un 25%. Por ejemplo, algo que veíamos como mucha rareza en nuestra sociedad venezolana, como lo es el suicidio, ahora sabemos cada vez de más casos. Lamentablemente no tenemos un registro oficial, debido a la desaparición del “Boletín epidemiológico”, ello no significa que todos los actores interesados lo abordemos para buscar soluciones a estos temas, que son sin duda un problema de salud pública.
En el marco de esta preocupación se realizará en la ciudad de Barquisimeto este viernes y sábado 28 y 29 de abril, el V Congreso Nacional de Redsacol Alames Venezuela, al cual he sido invitado como diputado miembro de la subcomisión de salud de nuestra Asamblea Nacional. Para hablar sobre el tema legislativo que pudiéramos desarrollar como Ley especial de Salud Mental.
Desarrollar una ley especial sobre la salud mental, nos pondría a la par como otros países del mundo que han desarrollado una ley en esta materia. Sin embargo, muchos de estos países han alcanzado buenos niveles de “Seguridad Social” de la cual hoy padecemos los venezolanos. Valdría la pena analizar, si comenzamos desde abajo, o iniciamos desde arriba. Me refiero si a esta iniciativa de desarrollar una ley especial, se antepondría revisar primero la ley orgánica de salud y el marco regulatorio y cumplimiento de una Ley de Seguridad Social. Dicho en palabras más coloquiales; gozar de una buena seguridad social, podría ayudar, cuando menos mitigar afecciones que alteran nuestra paz interior. ¿Qué docente de cualquier nivel, o trabajador, puede gozar de salud mental, si su pensión o jubilación no alcanza para nada? ¿o si frente a la enfermedad, tiene que sufrir el estrés de padecerla doble porque no consigue una buena atención sanitaria?
Este interesante debate debe darse no solo en el seno de éste de “Salud Mental Colectiva”, sino además en la calle y en el parlamento. En todo caso, estamos dispuestos a aportar toda nuestra mejor voluntad, para abrir un sano debate, que nos lleve a consolidar la salud mental de los venezolanos. Esperemos que esto pueda ser así,
Además de diagnosticar las afecciones de salud mental de los venezolanos, podamos crear mecanismos para su abordaje preventivo, desde el seno de la familia y la comunidad. Todos jugamos un papel protagónico en esta afección, que de no tratarla a tiempo, se nos pudiera convertir en un tsunami.
Si no tenemos salud mental, es equivalente a tener el corazón, riñón, pulmón, cadera u otro órgano de nuestro cuerpo enfermo.
Dr. Ruben Limas Telles
Instagram: @ruben_limas
Twitter y Facebook: @rubenlimas
