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jueves, abril 25, 2024
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Verificación y misterios de Barbados

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Leopoldo Puchi

Luego de la firma de los acuerdos de Barbados, diversas circunstancias han
generado la necesidad de verificación del proceso. Estos eventos incluyen la
reimposición de sanciones a Minerven, el retraso en la aprobación del calendario
electoral y en la invitación a los observadores internacionales, la persistente
obstrucción del desembolso de los fondos que serían manejados por la ONU, la
revelación de una conspiración militar y la detención de militares y civiles señalados
de participar en esos hechos. Cabe destacar que el punto de las inhabilitaciones ha
seguido los procedimientos acordados, que implicaban someter las apelaciones al
Tribunal Supremo de Justicia.
Por lo general, la verificación de acuerdos es difícil, porque no se realiza en aguas
cristalinas. No solo depende de la letra del acuerdo, sino también de los objetivos
subyacentes, las expectativas y las interpretaciones que los actores atribuyen a
cada palabra. La claridad en la formulación de ideas y la precisión en la redacción
del texto también juegan un papel decisivo en este proceso.
MISTERIOS
En este caso de los llamados acuerdos de Barbados, la tarea de verificación se
complica debido a la participación de más de dos actores, la celebración de
negociaciones paralelas y la existencia de distintos acuerdos agrupados bajo una
misma denominación: Barbados.
Según la información difundida por los medios de comunicación, el núcleo central de
los entendimientos se gestó en conversaciones entre el gobierno venezolano y el
estadounidense en Doha, Qatar. El texto de Barbados es una especie de anexo al
acuerdo central establecido en Doha, que aborda temas como las sanciones, los
suministros petroleros y la cuestión migratoria.
Como no existe un documento público sobre lo tratado en Doha, el asunto se
complica y se convierte en un misterio que hace difícil a los observadores realizar un
seguimiento de ese eje central
ESGRIMA
La clave para comprender cualquier acuerdo no se encuentra únicamente en el
texto suscrito, sino en los objetivos subyacentes compartidos por los actores
involucrados. Muchas veces, esas coincidencias no se pueden expresar
públicamente, y en otros casos, simplemente no existen. Por lo tanto, no hay un
auténtico pacto, sino movimientos estratégicos como en la esgrima: avances y
retrocesos, estocadas y saludos respetuosos.
CONSENSO
Las conversaciones de Doha representarían un entendimiento de fondo si las partes
hubieran llegado a establecer un acuerdo de mediano plazo para crear las
condiciones de alternancia y convivencia entre los factores internos, así como para
establecer la coexistencia y relaciones de respeto entre Venezuela y Estados
Unidos. Sin embargo, no hay certeza sobre la existencia de dicho acuerdo.

Es importante destacar que la construcción de estas condiciones no se da manera
instantánea. Por ejemplo, en lo que se refiere a “elecciones libres”, estas no pueden
tener lugar con interferencias y sanciones ni bajo el peso abrumador del control
estatal. Es un proceso que demanda tiempo y compromisos.
DANIEL ERIKSON
En el actual contexto, la sustitución de Juan González, quien lideraba las
negociaciones con Venezuela como asesor para el hemisferio occidental en el
Consejo de Seguridad de la Casa Blanca, ha dado lugar a interrogantes acerca de
posibles cambios en las políticas. No obstante, el sucesor, Daniel Erikson, comparte
la misma perspectiva de González y anteriormente colaboró durante la
administración Obama en la apertura hacia Cuba y mostró una posición crítica hacia
la estrategia de sanciones.
Si esta posición se mantiene, la política de Washington mantendrá la línea de
reducir gradualmente el bloqueo a cambio de concesiones, pero también seguirá el
cuestionamiento de la legitimidad del gobierno venezolano y el objetivo estratégico
de un cambio hacia un gobierno completamente alineado con los intereses
estadounidenses.
OBJETIVOS COMUNES
A pesar de la flexibilidad que ha mostrado la administración Biden, la persistencia de
objetivos estratégicos contradictorios con los intereses de Venezuela obstaculiza la
creación de un acuerdo con bases sólidas.
Para construir un consenso efectivo en la relación bilateral, es necesario que
Estados Unidos revise no solo su enfoque en el uso de sanciones, sino también sus
objetivos estratégicos, lo que permitiría construir una relación normal entre ambos
países, con beneficios económicos mutuos y sin interferencias en la política interna
de Venezuela.

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