(Carlos Subero) El amplio triunfo del libertario Javier Milei en Argentina significa el gobierno que ha generado más expectativa en Latinoamérica desde la ascensión de Hugo Chávez al poder en 1999.
En los últimos 20 años, los gobiernos que han llegado al poder en América Latina han sido proyectos reformistas que hacen cambios moderados y lentos.
Una revolucion implica alteraciones rápidas y profundas, y generalmente son hechas por un lider carismático, como Chávez o Fidel Castro de finales de los años 50. Ocurren generalmente con un grado de agitación y siempre con la movilización popular.
Ocurre, sin embargo, que, al contrario de Hugo Chávez, lo de Milei se trata un planteamento de derecha, que intenta aplicar cambios drásticos e inmediatos en la argentina peronista que lleva décadas de estatismo.
Milei coincide con Chávez es una misma tipología de dirigente político. Milei no es un estadista sopesado ni un reformista. Estos personajes políticos usaron la frontalidad y fueron radicales para llegar al poder. Colocan al adversario en la acera de enfrente y van con él. Establecen una diivisión drástica entre los unos y los otros, con líneas que no desean sobrepasar. No dieron la idea de que llegaron a negociar sino a derribar los privilegios de sus adversarios.
Pero las cosas no se ven fáciles para que el ultraderechista Javier Milei logre su cometido pronto, como sí pudo hacerlo Chávez en Venezuela. El teniente coronel retirado, aplicó la fórmula constituyente para borrar pronto los vestigios institucionales que quedaban de la llamada Cuarta República. Y con unas prontas nuevas elecciones parlamentarias logro su mayoria legislativa que le ayudó a llevar sus planes a cabo.
Algunos de los planes de Milei, como la eliminacion del Banco Central de la Argentina, deben requerir de solvencia parlamentaria, y el presidente electo no cuenta, hasta ahora, con una mayoría legislativa que le garantice apoyo a esta y otras medidas en su drático programa de cambios políticos y económicos.
Milei ha llegado con una alianza de segunda vuelta, con Mauricio Macri y Bullrich, que, de hecho, le obligará a negociar previamente sus proyectos con ellos, para luego llevarlos frente al peronismo y otros grupos parlamentarios.
La complicación para Milei y sus aliados le llevará la exigencia del talento político para hacer esos cambios realidad. A veces el talento no es suificiente para lograr rápidamente los cometidos y los cambios suelen hacerse pocos y espaciados en el tiempo.
Se espera una frontal oposición del peronismo a los proyectos de liberalización de la economia y la eliminaciòn de históricas conquistas sociales que el peronismo siempre alza como sus banderas que le hicieron entrar en el corazón de los argentinos y mandar por muchos años.
En Argentina entonces se abre a un período de juego político complicado, donde el talento y la fuerza será vital para hacer realidad los proyectos político económicos de Milei o para suavizarlos o detenerlos.
