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martes, mayo 21, 2024

A través de la moda y de cómo vestimos, también podemos cuidar hacia la preservación del medio ambiente

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Por; Anna Karina Estopiñán Sandoval y Oscar Vélez Ruiz Gaitán  
@ReviveMexicoAC / [email protected] ; [email protected]
Estimad@s Lectores, buen día, esperamos como siempre que se encuentren muy bien, en armonía y en equilibrio respetuoso con el Planeta que compartimos y que cohabitamos con otros seres vivientes!
¿Sabían que la moda, o sea, lo que vestimos, también tiene un impacto negativo o positivo en el medio ambiente? … Comúnmente se toma a la industria textil como algo superficial y/o bajo una connotación de imagen o estética, y no se dimensiona que puede ser una fuente importante de contaminación, y causar repercusiones relacionadas con el calentamiento global y el cambio climático. Esto se debe en parte a la forma en que se maneja dicha industria, rodeada de un atractivo externo publicitario y de marketing que nos “nubla” a las personas.
No obstante, dicha industria es considerada como una de las cinco causas más graves de contaminación a nivel mundial, así como de las que mayores impactos negativos causa en la sociedad y en el medio ambiente, pues su producción implica un consumo desmedido de materias primas, así como la generación excesiva de residuos y de descargas de aguas residuales que si no son tratadas adecuadamente, afectan la calidad de vida en las ciudades y transgreden el equilibrio ecológico de los ecosistemas. Tan solo imaginemos lo que implica vestir a 8 mil millones de personas…
Más allá de los cambios y las tendencias de la moda, actualmente la industria textil se encuentra en decadencia debido a las políticas de apertura económica dispares e insostenibles, así como a la proliferación de enormes maquiladoras que no ofrecen empleos bien remunerados, ni productos de buena calidad. A pesar de ser considerado como uno de los sectores que genera derrama económica en los países (principalmente aquellos donde se produce la ropa), también se reconoce como uno de los más irresponsables, indiferentes y negligentes respecto al cuidado y a la conservación ambiental, y los que menos acciones de sostenibilidad, de economía circular, emprenden.
El recurso hídrico es el más afectado por la industria de la moda, ya que, en operaciones como el blanqueo, mercerizado, estampado, teñido y acabado, es donde más se utiliza agua, y si no se emplean tecnologías y no se cuenta con infraestructura que faciliten el tratamiento y el reuso del agua, se propicia una explotación irracional del líquido vital, aunado a la generación de descargas residuales que terminan contaminando ríos, lagos, esteros, manantiales, playas, acuíferos, etc.
En algunos países donde se maquila la ropa, algunos de sus ríos reciben al día toneladas de diferentes sustancias como sólidos suspendidos, metales pesados, compuestos orgánicos tóxicos con los que se elabora la ropa, pues no son tratados in situ y causan daños tanto en los cuerpos de agua como en las comunidades aledañas a las fábricas textiles, deteriorando la calidad de vida y auspiciando un desequilibro ecológico.
Si bien la industria de la moda es un importante motor del comercio mundial, también ha propiciado que a través de la propaganda y el marketing se fomente una producción desmedida y un consumo insostenible y socialmente irresponsable, y las consecuencias van desde la explotación de la mano de obra, condiciones de trabajo inhumanas, hasta diversas alteraciones sobre el medio ambiente.
Por ejemplo: de acuerdo con la plataforma Ethical Fashion Space (EFS), para fabricar una camiseta de algodón de 250 gramos de peso son necesarios 2 mil 900 litros de agua, utilizados desde el cultivo hasta su confección; para un pantalón de mezclilla de 1kg, más de 11 mil litros aproximadamente. Para responder a los alarmantes retos e impactos derivados de la moda, EFS ha generado una nueva tendencia respecto a la forma de consumo, creación y producción de ropa, la cual busca ser ética y socialmente responsable así como ambientalmente amigable y la denomina “moda ecológica”, que es “aquella que tiene como principio rector el respeto del entorno e infligir el menor impacto ambiental y utilizar componentes que se obtuvieron por medio del cultivo ecológico, sin pesticidas, abonos químicos ni sustancias tóxicas”.
Desafortunadamente aun no existen tantas organizaciones que trabajen e impulsen el tema de la sustentabilidad en la moda, y prevalece un ambiente de ignorancia sobre los impactos sociales y ambientales de la industria textil, por lo que hace falta desarrollar iniciativas y recomendaciones específicas para enfrentar y resolver dicha problemática y educar a la población mundial en el tema.
A pesar de lo anterior, ya existen marcas y diseñadores que promueven el cambio y han iniciado un proceso productivo amigable con el ambiente y la sociedad, tales como: “Monona Piezas Únicas, Iktan, Kalbelia, Green 86, Denisse Kuri, Fernanda Melo”, entre otras, siendo algunas opciones que han apostado por la moda ecológica, la cual, también promueve diseños duraderos y únicos que se puedan usar en cualquier temporada del año, aunque prevalece la dificultad de posicionar prendas sostenibles en el mercado, debido a que los consumidores están acostumbrados y educados a otro tipo de ropa y a la rapidez de su lanzamiento.
Definitivamente, se necesitan más propuestas para lograr una industria textil sostenible como el reúso de prendas y el aprovechamiento de residuos, el manejo de aguas residuales, capacitación sobre sostenibilidad y educación ambiental para el personal de las empresas, la creación de más fibras textiles sostenibles, así como fomentar el uso de moda sostenible, es decir, reeducar a la población sobre la forma en la que nos vestimos, a favor del Planeta, como nos lo mostró y lo promovió loablemente nuestra gran amiga diseñadora Adda Lugo (@addalugo, Haute Couture) con su diversidad de diseños y prendas sostenibles durante el magno evento “3er Congreso Mundial de Ciudadanía Verde” liderado y organizado por nuestros queridos amigos de “FUNVIVE”, realizado en Valencia, Carabobo, en junio del presente año.
Vale la pena resaltar, que algunas marcas de jeans como Levi’s, Guess, GAP, Tommy, Zara, se están sumando al emprendimiento de acciones del modelo de economía circular a través de la iniciativa “Jeans Redesign ” para garantizar que los pantalones de mezclilla se utilicen durante más tiempo, se produzcan para ser reutilizados y a partir de insumos reciclados o renovables y seguros, contribuyendo a fomentar la moda sostenible, y colaborando en el cumplimiento de la Agenda 2030.
Si aspiramos a una vida sostenible, requerimos, por un lado, educar desde las aulas a los nuevos profesionales de la industria textil/moda para lograr concientizar sobre mejores prácticas en la industria, y por otro, debemos informar al consumidor sobre el origen de la ropa que viste y elegir aquella que sea producida con criterios de sostenibilidad y responsabilidad social. Así mismo, los medios de comunicación también deben sumarse promoviendo buenas prácticas de producción y consumo a favor de la moda ecológica.
Apremiamos que ya haya más personas y ciudadan@s verdes en el mundo con conciencia ecológica, el punto es ponerla en práctica en las actividades cotidianas, incluso al vestirnos, pues la moda no sólo se trata de ver que ropa usamos y “cuán bien” nos vestimos ante la sociedad, sino también, de mostrar la forma en que podemos contribuir a un medio ambiente más sano, a un Planeta más limpio, a reducir y hasta evitar sus impactos, así como a gestar un sector justo y humanitario con las personas que laboran en la industria textil, a lograr un uso sostenible, corresponsable y racional de los recursos naturales y las materias primas con los que se hace nuestra ropa, y así podamos tener no solo una “mejor ropa”, sino una mayor y mejor calidad de vida.
Toda la ropa, sea de una marca prestigiosa y/o desconocida, proviene de la misma industria y genera el mismo impacto. Cada prenda que compramos no solo evidencia las marcas que apoyamos, sino que puede determinar el destino del Planeta en que anhelamos vivir, y el consumo que hagamos puede hacer la diferencia; de manera que, antes de ser “fashionistas” e incurrir en la complicidad de los efectos perversos de la moda, preguntémonos: ¿realmente necesito esta prenda?, ¿forzosamente tiene que ser nueva?, ¿de qué manera contribuyo a la preservación del ambiente y al desarrollo de las comunidades, o agravo la contaminación y coadyuvo en la explotación y la pobreza de algunas personas al comprar X o Y marca?…
Vistámonos EcoAmigablemente y socialmente responsables cada día, compremos menos, elijamos bien, y hagamos que duren nuestras prendas, donemos la ropa que ya no nos queda o que ya no usamos y que mejor le sirva a otras personas, y recordemos que, ¡a través de la moda y de cómo nos vestimos, también podemos y debemos cuidar y preservar el medio ambiente!
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